"¿Para qué hacer cosas
de las que luego tendrás que arrepentirte? No es necesario vivir con tantas
lágrimas. Haz sólo lo que esté bien, aquello de lo que no tengas que
arrepentirte, aquello cuyos dulces frutos recogerás con alegría."
Dhammapada 5: 8-9
Vivir
conscientemente, aprender de lo vivido, no por uno mismo, sino por cuantos nos
han antecedido y los que conviven con nosotros.
Ser
uno con la Vida, no es ver en aislamiento, sino tener la empatía y escuchar a la
vida que nos rodea, en la que estamos inmersos.
Cuántas
quejas tenemos de nuestra sociedad, de nuestros poderes, de nuestros vecinos, de
la familia y amigos, de nosotros mismos.
Qué
hacemos con nuestra insatisfacción del amor que recibimos, de la falta de amor que
percibimos alrededor, de la dificultad que tenemos para encontrarlo en nuestro
corazón, del miedo a manifestarlo, sumidos en el miedo de la respuesta o de lo
que piensen de nosotros.
Viviendo
en un valle de lágrimas, esperando que alguien de una respuesta a nuestra
inacción, que nos diga u obligue a hacer lo correcto, que cambie nuestra vida
hasta el punto de hacérnosla irreconocible, por obligarnos a vivir como
queremos, como deseamos, como soñamos.
Hacer
lo correcto algo que está en nuestra naturaleza, pero que no somos capaces de
hacer, mirando lo que hacen los demás o con miedo de ser el primero en actuar
correctamente.
Vivir
con el dulce fruto de: no desear, no poseer, aceptar, amar, manifestando la
Vida que es nuestro ser. Ser Felicidad, en la única manera que se puede existir
siendo, viviendo “Aquí y Ahora”, donde no se recoge nada, por ser Todo. Donde
no se siente alegría por Ser Felicidad. Donde eres el fruto de la Nada, el Vacío
que manifiesta Todo, donde no puede haber arrepentimiento, por Ser Eternamente
lo que eres: Nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario