No pretendo molestaros

Al parecer, algunas personas se sienten ofendidas porque no las agrego a mi foro. No tengo, ni pertenezco a ninguno, simplemente escribo y lo publico en abierto, para que libremente pueda ser leído o comentado por las personas que lo deseen. Suelo comentar las páginas que me lo permiten y les parezca bien, de las personas que me añaden a su foro. Suele ser lo que siento al ver lo que han publicado, intentando dar una visión diferente, desde la que ha sido escrito. Lo que os agradezco.

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Yui Shin

sábado, 26 de marzo de 2016

NUESTRA CASA


          Nuestras tribulaciones al intentar ver qué es más importante en las cosas, nos llevan a comparar: “Palabras-hechos, conceptos-obras, sueños-realidades”, en un buscar interminable. Generalmente, lo que nos falta es la base desde dónde comenzar, a encontrar las respuestas, porque es en esa base donde se crea la pregunta, donde vive la respuesta.
          Cuando hablamos del Aquí y Ahora, nuestra mente está manejando un concepto, un espacio y tiempo, que no teniendo medidas, de alguna manera, es un algo, tiene una entidad propia, en donde algo o nosotros existimos. Nada más lejos de la realidad del concepto, que es el de “Una Seidad Única”, no hay algo que exista sino algo siendo. Lo que hay en el ahora es: “Amor, Vida, Dios, Todo, Vacío”, pero todos ellos como Absolutos, no hay un algo que pueda percibirlo o manifestarlo, son solamente “Aquí y Ahora”.
          La existencia también se manifiesta en el Aquí y Ahora, pero es una manifestación en Ellos, o mejor dicho Él, siendo por tanto: Amar, vivir, creación, individualidad (absoluta), aceptación-amor.
          Cuando nacemos como manifestación en el Aquí y Ahora, no dejamos de ser Vida, pero tenemos una existencia que nunca deja de ser: “Lo que somos en ese ahora, en ese aquí”,  no envejecemos, ni cambiamos, en el ahora, sino al comparar dos ahora en nuestro vivir único. Esa impermanencia, que sin dejar de ser todo nuestro pasado, podemos percibir y comparar en el recuerdo de lo que está existiendo y lo que existió. Pero el cambio no existe en lo que somos, sino que es creado por la comparación, por el recuerdo de algo que contemplamos aislándolo de su realidad.
          Al construir un edificio, es necesario tener una base, y un Vacío capaz de acoger, cuanto hemos imaginado que deseamos, en el lugar donde vivir con nuestra familia. Todo depende de lo que queremos hacer, si nos gusta: “cocinar, recibir visitas, la comodidad, la admiración de los amigos, que no vengan mucho, poder acoger o no tener espacio para que vengan, ver el exterior, la penumbra,…..”, todo ello es importante para crear la idea de la casa que queremos construir. Pero es solamente un concepto, terminado, con la casa completa, pero donde no podemos vivir todavía. Hay que construirla, que hacer las modificaciones que deseemos y las necesarias, colocar los muebles, y terminar los detalles para poder vivir en ella.
          Pero es solamente un edificio, donde vivirán un grupo de personas, familia o compañeros, amigos o de conveniencia, todo ello dependerá de nosotros, no del edificio, ni del mobiliario, que tendrán su influencia, pero no la responsabilidad. Es en nuestro vivir de cada día, cuando ese edificio podrá ser una casa, es en nuestra convivencia cuando podremos crear un hogar. Es en nuestra relación donde podremos vivir como familia, o simplemente ocupar el mismo edificio.
          Las vivencias y realidades entre los diferentes “Aquí y Ahora” de nuestra vida, son el “Camino Medio”, el que en lugar de comparar, une el pasado y el futuro. Podemos seguir viviendo en la comparación, en la búsqueda de un ahora diferente, en la culpabilización del pasado, de los demás, de las circunstancias, pero solamente hay un responsable de lo que es el edificio ahora: “Hogar donde convive una familia o un edificio donde viven diferentes conveniencias”.
          En la construcción de nuestra casa, creamos una habitación para la Humanidad, que todavía no hemos amueblado, construimos una habitación para Dios, al que no hemos recibido, la habitación de la Vida está en guerra. Podemos seguir esperando que el edificio nos convierta en familia, que las paredes se vuelvan hogar, que la Vida nos construya la paz, que Dios nos haga buenos y nos permita vivir en su casa, que lo que hemos construido se destruya, para que alguien nos lleve a vivir en un hogar, donde seamos familia.
          Cuando antes de saber de óvulos y espermatozoides, de genética y aminoácidos, el hombre veía nacer a sus hijos, debió de pensar que eran fruto del amor por su pareja. Viendo los bosques, los ríos, las estrellas, las nubes y cuanto de grandioso, le rodeaba y permitía vivir, debió de pensar que sus padres los crearían de igual modo, y le llamaron Dios del Amor al padre y Vida a la madre, y hogar al Universo y familia a la Humanidad.

          Pero no fue Dios quien creó el amor, o nos permitió vivir en su casa, fue el hombre el que creó a Dios, el que quiere construir su Paraíso, el que quiere construir el hogar de la Humanidad donde Dios pueda vivir, ese es nuestro “Camino Medio”, el que nos lleve a ser el Aquí y Ahora, en el que al no poder vivir seamos Vida, que al no poder convivir seamos Humanidad.


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