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Yui Shin

viernes, 15 de abril de 2016

DESNUDAR LAS APARIENCIAS

La magia, ese poder alcanzar lo que deseamos sin esfuerzo, el poder obtener aquello que no existe. Algo en lo que la Vida está inmersa, porque si algo hay en la Vida, en su interior, su exterior, su manifestación, incluso en su Infinito Vacío es: “Magia”.
Cómo si no, sería posible, que eternamente siga naciendo lo que nunca ha existido en otro momento. Que Todo el Universo sea simplemente Vacío, Nada. Que todo el vacío esté eternamente lleno de Vida, sin que realmente haya algo en él. Que la Vida siendo Infinita, esté en su Absolutez en lo más pequeño, en lo inexistente, en la misma Nada.
El otro día publicaba  “Manu” una frase que me llamó la atención: “El segundo exacto, en el que ves aquello que siempre estuvo allí”. En ella está la Magia de la Vida, “El ahora, en el cual percibimos la Vida”, algo inaudito, porque no es posible, porque es algo que sin poder ocurrir, convierte un pequeño ahora en Eterno. Es en un sin tiempo, ni acción, en el ahora cuando no existe la dualidad, hay un esbozo de percepción en el que eres Consciencia de Ser Vida.
La magia a veces, busca el poder, la felicidad, el logro fácil de nuestras metas o las deseadas para los seres amados, sin que tengan que esforzarse. Esta es una historia contada en muchos lugares, en cien formas, manifestando los sueños de llegar a metas maravillosas.
El ser más poderoso del mundo.- Paseaba cierto día un nigromante indio por la orilla del Ganges, cuando acertó a volar sobre su cabeza un búho que llevaba un ratoncito en su corvo y agudo pico.
Asustada el ave, soltó la presa, y el nigromante, que era hombre de delicados sentimientos, tomó el magullado ratoncito, y después de curarlo lo transformó en una encantadora joven.
-Ahora, amiga mía, se trata de buscaros un esposo. ¿A quién, os placería dar vuestra mano? Sabed que yo soy un gran mago y poseo el don de ejecutar los mayores portentos y satisfacer todos vuestros deseos.
Mirábale la hija adoptiva contenta, y sus ojos brillaban de alegría.
-Pues bien: me gustaría ser la esposa del ser más poderoso del universo -le respondió.
-Nada hay en el mundo más grande y excelso que el Sol - replicole el encantador-.
Así, pues, os casaré con el astro rey.
Y el mago suplicó al Sol que aceptara la mano de su protegida.
-Yo no soy el ser más poderoso - respondió el Sol-. Mirad si no, cómo basta una nube para cubrirme y velar mi luz. Ella es más fuerte y su poder sobrepuja al mío.
Acudió el hechicero a la nube y le ofreció la mano de la joven.
-Hay una cosa más fuerte que yo -le respondió la nube-. El viento me arrastra donde le place.
Pero luego vio el mago que la montaña era más poderosa que el viento, pues, elevándose altiva entre las nubes, detenía con su mole los más fieros vendavales.
-Alguien es más fuerte que yo -dijo la montaña-. Mira aquel ratoncillo que me orada y vive en mi seno contra mi voluntad. Mi poder, que divide las tormentas, no basta para infundir respeto a esa bestezuela.
Quedó el mago entristecido por el fracaso de sus tentativas, pensando que su protegida no consentiría descender a ser la esposa de un ratón.
No obstante, acababa de aprender que el ratón era el ser más poderoso del mundo.
La convirtió, pues, de nuevo en una ratita y la casó con el ratón de la montaña, que la hizo feliz, y así vivieron ambos dichosos largos años.
Por mucho que alteremos nuestra apariencia, en el fondo siempre seremos los mismos.
          Pasamos nuestra vida buscando el amor, a Dios, la justicia, la convivencia, la humanidad, la honestidad, la sinceridad, la fidelidad a los valores y a las personas. Luchamos por establecer una sociedad en la que la hermandad, permita que todos trabajemos por una meta: “La Felicidad”, no la de una parte o un tiempo, sino que la naturaleza de nuestra sociedad lo fuese.
          Hemos llevado el poder y el bienestar, a: Tribus de Oceanía, de África, de Australia, de América, de Europa, de Asia, sumiéndonos en una carrera de poderes y ambiciones, destruyendo a los que no han podido adaptarse a nuestra felicidad.
          Hemos cambiado nuestra sociedad y comunicación con los demás, hemos mejorado nuestra salud y bienestar, incluso podemos hablar instantáneamente con cualquier persona, en cualquier parte del mundo, incluso mandar mensajes al espacio sideral. Pero no podemos vivir, añorando cuando hablábamos con los amigos, con la familia, con los vecinos. Sentimos nostalgia de las sentadas de vecinos y amigos, en charlas al frescor de la tarde, en los patios o en las puertas de las casas.
          Hemos alcanzado un bienestar, un poder, hemos conseguido un gran bienestar, podemos comunicarnos con cualquiera que esté lejos o fuera de nuestro entorno, pero hemos perdido la capacidad de comunicarnos con nosotros mismos, con los que nos rodean. Podemos atravesar medio mundo para ayudar a otros en sus necesidades, pero se las creamos al vecino, ayudamos a desconocidos para no estar con nosotros.
          Un bienestar cuyo precio único ha sido nuestra humanidad.
Quedó el mago entristecido por el fracaso de sus tentativas, pensando que su protegida no consentiría descender a ser la esposa de un ratón.
No obstante, acababa de aprender que el ratón era el ser más poderoso del mundo.
La convirtió, pues, de nuevo en una ratita y la casó con el ratón de la montaña, que la hizo feliz, y así vivieron ambos dichosos largos años.

          Al final, la Magia de la Vida, siempre nos permitirá, volver a nuestro estado anterior, permitiéndonos ser personas, vivir como seres humanos y existir en eterno matrimonio con la Felicidad. Porque en la Montaña de la Vida, es el único ratón que existe.


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