Cuando nosotros
hablamos de ser, siempre tiene que haber un algo o entidad, que es, que tiene
que ser percibida para que el concepto de ser pueda ser percibido.
Cuando los
Maestros o las Teosofías, nos hablan del Ser, nos transmiten un concepto que
está más allá del ser-noser. Nos hablan de lo que permite que algo sea, que es
el lugar que tiene que ocupar, siendo imprescindible que no esté ocupado por
nada para que algo pueda ser.
Es por ello
que el Ser, es cuanto se manifiesta en Él, siendo Vacío que acoge a todo lo que
es, por eso el Vacío es Universo, es Infinito, Eterno, porque existe cuando no
hay nada, exactamente igual que cuando existe Todo, y sin cambiar cuando todo se
extinga. Siendo todo como Todo, es también cada individualidad.
Desde este
concepto, nosotros somos el que acoge a cada una de nuestras partes, ese sería
nuestro Ser, del que cada una de nuestras partes o átomos, sería una
individualidad absoluta.
Dhammapada, Capitulo XII, EL SER
1. Si tu ser te es querido,
debes velar por él en todo momento. El sabio ha de estar despierto y atento
durante cada una de las tres vigilias.
2. Debes conocer aquello que
es bueno y recto, entonces, y sólo entonces, podrás enseñar a los demás. De
este modo, guiado por la sabiduría, siempre gozarás de paz y brindarás paz a
los demás.
3. Según sea lo que enseñes a
tu prójimo, así es como debes actuar. Sólo cuando aprendas a guiarte a ti mismo
podrás guiar a los demás. En verdad, es muy difícil controlarse a sí mismo.
4. Tú eres tu propio Maestro. ¿Quién podría
serlo mejor? Un ego dominado es, en verdad, un Maestro muy difícil de hallar.
5. Tú mismo eres quien
realiza una mala acción; ella nace de ti; y es por ti mismo causada. La mala
acción destruye a quien la comete, del mismo modo en que el diamante pulveriza
la piedra preciosa.
6. El que continuamente hace
el mal es como la hiedra trepadora que termina sofocando al árbol; él se pone a
sí mismo en un estado más deplorable que el que le pueda desear su peor
enemigo.
7. Es fácil hacer el mal y lo que es nocivo para
uno mismo. Pero muy, muy difícil es
hacer lo que es bueno y provechoso.
8. El que desprecia los
preceptos de los santos y de los hombres rectos es un necio que, como esos
frutos que duran tan sólo un día, será causa de su propia destrucción.
9. Tú mismo eres quien comete
la mala acción. También eres tú mismo quien se impurifica. Eres tú quien deja
de cometer el mal, y tú mismo quien puede purificarse. La pureza y la impureza
dependen de cada uno. No provienen del exterior. Nadie puede purificar a otra
persona.
10. No debes dejar de
realizar tu deber por cumplir con el ajeno, por más elevado que éste pueda
parecer. Anheloso de alcanzar la Sabiduría, debes aplicarte a ella sin
descanso.
Cuando nos
hablan de llegar al Ser, nos están intentando transmitir, cómo se relacionan
entre sí las diferentes individualidades, de los Universos, en esa existencia,
compartida en el Vacío del Ser.
Amar al
prójimo como a nosotros mismos, algo que no por oírlo muchas veces llegamos a
practicar. Es más fácil dedicar nuestras vidas a los demás, que cumplir con
nuestras responsabilidades, creando la libertad de los demás.
Hacer el
trabajo de otros, pensar que no serán capaces de realizar correctamente sus
funciones, que no sabrán vivir y mejorar sus vidas cuando llegue el momento
correcto, el no querer ver que lo que somos, la sociedad en la que estamos,
nuestra convivencia, las situaciones sociales y las condiciones del mundo en el
que vivimos, es lo que nosotros hemos creado, que somos los responsables a
nivel individual de ello, que no podemos cambiar la vida de los demás, si no
somos capaces de crear las condiciones adecuadas en nuestra propia vida. En
todas estas acciones tratamos de evadir nuestra responsabilidad como individuos,
nuestra responsabilidad personal como coparticipes en la búsqueda de nuestra
humanidad, del Ser Único.
Hemos creado una sociedad del
conocimiento, olvidando que no es el conocer las cosas sino la empatía, la
aceptación y el uso correcto de cuanto hay como medio de practicar nuestra
creatividad, lo que debe llevarnos a la sabiduría.
Ser sabio no consiste en tener conocimientos. Ser sabio significa
realizar algo desde la consciencia. La sabiduría es experiencia, no creencia.
Es una experiencia existencial, no una referencia. La creencia es una
proyección de la mente tramposa; te da la sensación de saber, sin saber.
Al igual que el Ser acepta ser cuanto
en Él existe, a nivel individual y Absoluto, nosotros debemos también alcanzar
ese grado de Aceptación, de Amor, que no es posible alcanzar desde el concepto
de entidad o de ser algo, de tener consciencia, de tener que iluminar u
oscurecer algo, porque el Ser, no admite nada, ni el "más mínimo algo", solamente
Vacío, Seidad, porque esa es la Naturaleza del Ser.
Los Maestros nos hablan de actitudes,
para llegar al Ser, pero no hay que llegar, porque nunca hemos dejado de serlo,
todo cuando existe es Su Manifestación.
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