No pretendo molestaros

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Yui Shin

martes, 5 de abril de 2016

SIN ENTRAR-SIN SALIR


          No sé de quien es esta traducción del Mumon-kan, y mis comentarios obviamente se refieren a lo que puedo leer, a lo que han sido traducidas sus palabras o sus enseñanzas escritas por los discípulos de Mumon.

La Entrada sin Puerta. Prefacio de Mumon.
El budismo hace de la mente su cimiento y de la no-entrada su entrada.
Ahora, ¿cómo atraviesas esta no-entrada?
Es dicho, que las cosas que pasan la entrada nunca podrán ser tu propio tesoro. Lo que es ganado por circunstancias externas terminará deteriorándose.
Sin embargo, tal dicho levanta olas cuando no hay viento. Esta cortando piel manchada.
En cuanto, aquellos que tratan de entender a través de las palabras de otro, están golpeando a la luna con un palo; rascando su zapato mientras que es su pie el que les pica. ¿Que incumbencia tienen ellos con la verdad?
En el verano del primer año de Jotei, Ekai (Mumon) estaba en el templo Ryusho como monje encargado, trabajando con los demás monjes, usando los casos de los antiguos maestros como ladrillos para golpear la entrada y llevar a los discípulos a sus respectivas capacidades.
El texto fue escrito bajo ningún plan u orden. Es solo una colección de 48 casos.
Es llamado Mumonkan, “La Entrada sin Puerta.”
Un hombre con determinación, sin cobardía se presionara hacia delante en su camino, sin importarle los peligros.
Entonces ni siquiera Nata con sus ocho armas podría molestarlo.
Hasta los cuatro Sietes del oeste y los dos Tres del este rogarían por sus vidas. (Los Patriarcas hindúes y chinos)
Si no se tiene determinación, entonces será como vislumbrar vagamente a un caballo que atraviesa galopando por una ventana: en un pestañeo se habrá ido.
Verso:
La Gran Vía no tiene entrada,
Miles de caminos la penetran.
Una vez que se atraviesa La Entrada sin Puerta
Caminas libremente en el universo.
          Percibiendo que el Zen no tenía puerta, Mumon no tuvo más remedio que construirla. Por lo que para ayudar a los monjes buscadores del camino, usó como medio 48 casos de los Maestros y Patriarcas llamados koans. Los que uso como puerta de acceso de los discípulos para saltar al Vacío.
          La puerta de entrada para los que están fuera, la de salida para los que se sienten dentro. Porque es en la impermanencia, es en el hacer “dentro fuera” y el “fuera dentro”, en donde se situa la puerta, pero siendo puerta, ella nunca separa a ambos, sino que es el lugar donde se unen, pues la propia puerta está ocupando ambos lados.
          Siendo la puerta el Zen, obviamente no debería haber puerta si no hay nada que separar, menos aún, cuando tampoco hay nada que unir. Una puerta que no podemos atravesar, pues no encontraremos el tesoro. Si encontramos algo traspasando la puerta se deteriorará, se pudrirá, no nos será de utilidad.
          Pero si no traspasamos la puerta, no levantaremos olas sin necesidad de viento. Es imposible entender el Zen, es imposible que alguien pueda definirlo, enseñarlo. Nunca lo encontraremos en las palabras, pero debemos de escuchar, necesitamos la puerta para poder encontrar el Zen.
          Necesitamos dar todo lo que somos, todo lo que tenemos, usar no solamente nuestra determinación, sino toda la determinación hasta extinguirla, para cruzar la puerta que nunca encontraremos.
          Porque sin importar si entramos o si salimos, nunca podremos movernos de Aquí.
La Gran Vía no tiene entrada, Miles de caminos la penetran. Una vez que se atraviesa La Entrada sin Puerta Caminas libremente en el universo.
          Todos los caminos ocupando el Vacío Infinito del Zen, sin poder entrar o salir, ¿qué necesidad hay de puertas?, ¿Dónde y quién, podrían ponerlas, en el Infinito Vacío?, pero hay que atravesar la puerta, hay que encontrarla primero para poder cruzarla, pero hay que encontrar ante todo, una entrada para poner la puerta.
          Todo es Buda, dice Shakyamuni, tras buscar incansablemente, hasta que encontró “el no buscar”, se encontró a sí mismo, cuando se diluyó en el Todo. Es cuando no se busca, cuando se abandona el encontrar, cuando se olvida el Camino, cuando no hay lugar donde colocar la Puerta, cuando eliminamos en nosotros, la posibilidad de entrar y la de salir, cuando atravesamos la puerta del Aquí y Ahora, cuando todo desaparece en Él, cuando realmente nos mostramos en el Universo, caminando en la Seidad de Vacío.


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