No pretendo molestaros

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Yui Shin

viernes, 22 de abril de 2016

ENCONTRANDO ZEN


          Es uno de los primeros libros, que según mi opinión, acercaron el conocimiento más allá del exotismo, de lo que algunos habían comenzado a traer a Occidente, como la panacea de una nueva religión.
Publicado en 1949 en inglés y en español en 1973, si no me equivoco. ENSAYOS SOBRE BUDISMO ZEN de DAISETZ TEITARO SUZUKI, es uno de los libros que trata de explicarnos lo que es el Zen más allá de lo intelectual, que como es natural, son explicaciones intelectuales de su historia y de su espíritu.
“Y he aquí por qué dije antes que el Zen no estaba sujeto al análisis lógico ni al enfoque intelectual. Debe experimentarlo directa y personalmente cada uno de nosotros en su espíritu interior. Así como dos bruñidos espejos se reflejan mutuamente, el hecho y nuestros propios espíritus deben enfrentarse recíprocamente sin intermediarios. Una vez logrado esto, somos capaces de atrapar la vida, el hecho palpitante. Hasta entonces la libertad es una palabra vacía. El primer objeto fue escapar de la esclavitud en la que se encuentran todos los seres finitos, pero si no cortamos la cadena de la ignorancia con la que estamos atados de pies y manos, ¿dónde habremos de buscar la liberación? Y esta cadena de la ignorancia es producto nada más que del intelecto y de la infatuación sensual, que se adhiere estrechamente a todo pensamiento que podamos tener, a todo sentimiento que podamos consentir. Son difíciles de descartar, son como ropa mojada como lo expresaran convenientemente los maestros Zen. "Nacimos libres e iguales." Cualquier cosa que esto signifique social o políticamente, el Zen sostiene que es absolutamente cierto en el dominio espiritual, y que todos los otros grillos y esposas que creemos llevar nos son impuestos después por ignorar la verdadera condición de la existencia.
          El Zen nos lleva a tratar de penetrar en el razonamiento, para poder salir de su esclavitud. Nos cuenta historias y hechos de lo más absurdo, en los cuales no hay por donde penetrar en una lógica que nos aclare su moraleja o enseñanza.
          Enfrentados dos bruñidos espejos, se reflejan mutuamente, sin posibilidad de que ninguno de ellos muestre la realidad, aún reflejando el espejo en el infinito. No importa que el espíritu refleje la materia y que la materia refleje al espíritu, de nada vale que el espíritu refleje la eternidad o que la materia pudiese existir en ella. Como simples espejos ninguno podría reflejar la realidad, puesto que la realidad no puede ser reflejo de algo.
          Somos eternos buscadores de la Libertad, es nuestra meta, nuestro mayor deseo, de existir más allá de lo Infinito, de lo Absoluto, porque incluso en ellos estaríamos siendo reflejo de la Libertad. De la misma manera que el espejo, nunca podrá ver al espejo, ni conocerle, ni percibirle. Al no poder mirarse en él, para ver su reflejo, de la misma manera, nunca podremos encontrar, reflejar o percibir la Libertad. Esta es la misión del Maestro en Zen, llevarnos a nacer como espejos, donde la Libertad es reflejada.
          Pero es solamente el principio de nuestra existencia, porque no se trata de dedicar una vida o millones de ellas a desarrollar lo que ha nacido, el Maestro solamente puede llevarnos o guiarnos, hasta: “el Nacer como Vida”, donde no hay diferenciación: “Todo nace libre e igual”, porque lo que se manifiesta en lo que nace es “la Vida”. Por primera vez, dejamos de intentar mirarnos en el espejo, sabemos que no hay espejo donde mirarse, pero todavía permanecemos en la libertad, de ser el reflejo de la libertad. Siendo reflejo hemos dejado de percibir el espejo, pero aún estamos enmarcados, prisioneros de una libertad que podemos gozar, sentir vivir.
          Hay que seguir practicando, esforzándonos en no permitir que el Maestro nos robe nuestra libertad, que el espejo del Zen no se rompa, pues se perdería el reflejo y con él nuestra libertad. Cuando hemos perdido, la Libertad, cuando no hay nada que pueda reflejarla, ni nada que pueda ser libre, cuando incluso hemos sido despojados de nuestro nacimiento, de nuestra igualdad, solamente entonces encontramos Zen, para poder comenzar el Camino del “No Nacido”, de lo Eterno, del Vacío, donde Todo es manifestado, porque es en ese lugar donde no habiendo Nada, Todo existe como Zen.
          Solamente cuando no se nace, se puede trascender incluso el Ser, porque en Siendo solamente hay Vacío, Zen.


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