En el Karandavyuha Sutra, el Bodhisattva Ratnapani pregunta
a Buda: “Por favor, explícame. ¿Qué méritos y virtudes tiene el Bodhisattva Avalokiteshvara
para que pueda manifestar semejante poder sagrado?”
El Buda dijo: “Si alguien hace ofrendas y mantiene a tantos Budas
como granos de arena hay en el Rio Ganges, con maravillosos tejidos
celestiales, hábitos, bebidas, comidas, jabones, medicinas, asientos, camas, etc.,
las bendiciones y virtudes obtenidas por eso, es igual a la de las bendiciones
y virtudes de la punta de un cabello del Bodhisattva Avalokiteshvara.
Hombre virtuoso, utilizando una analogía, supón que en los cuatro
continentes siempre está lloviendo, y la lluvia continúa cayendo día y noche
durante los doce meses del año. Yo puedo contar el número de gotas de agua una
a una pero, hombre virtuoso, yo no puedo acabar de hablar del número de todas
las bendiciones y virtudes del Bodhisattva Avalokiteshvara.
Este tipo de
contestaciones aparece en numerosos Sutras, los méritos que se alcanzan son
infinitos. También las recompensas y cosas que puede alcanzar el Bodhisattva
que vive manifestándose como tal.
Al leerlo, parece que son metas difíciles, si no, imposibles de alcanzar para el común de
los mortales. Para nosotros, encerrados en nuestra dualidad, sufrimiento y aferrados
al ego. Para nosotros, que solamente nos movemos por resultados, por deseo o
ambición. Para nosotros, tan alejados de las enseñanzas, tan lejos de vivir como
nos enseñan o explican, que debe de vivir un Bodhisattva.
Pero como
nos dicen Shakyamuni y los Maestros repetidamente: “Todo es Buda, Buda es Todo”.
Parece que
al hablarnos de lo que hacemos todos: “Si alguien hace ofrendas y mantiene a tantos Budas como granos de
arena hay en el Rio Ganges,…… , parecería,
que yo nunca lograré por muchas vidas que viva, alcanzar ni una ínfima parte de
todos esos méritos y virtudes.
Mientras miremos
fuera, mientras vivamos en un yo separado, en un ego que impide que seamos uno
con Todo, obviamente será imposible.
Hay una
cosa, algo de lo que nunca podremos hablar lo suficiente para definirlo, que
nunca por mucho que lleguemos a saber, por mucho que lleguemos a la Iluminación,
por muchas Iluminaciones que obtengamos, llegaremos a saber o conocer, no es
por la dificultad, ni por la lejanía, sino porque: “Es lo que somos”.
Mientras podamos
contemplar los méritos, mientras podamos contar las gotas de agua, mientras
contemplemos a Avalokiteshvara, mientras sepamos que es el Gran Bodhisattva, no
podremos alcanzar los méritos y virtudes que Él tiene.
Una y otra
vez el dedo apunta a la Luna, y perdemos de vista a Buda.
Todos los méritos,
todas las virtudes, todas las metas, residen en Buda, si no, no podría ser Todo.
No importa
cuan cerca lleguemos de Buda, lo unidos que lleguemos a estar, estaremos
infinitamente lejos de alcanzar los méritos y virtudes, porque no seriamos Buda.
“Todo es Buda, Buda es Todo”. Dicen que las repeticiones del “Nam-myoho-renge-kyo”, del
nembutsu “Namu Amitha butsu”, de alguna manera, se originan en este Sutra. Pero es el
repetirnos el mantra, hasta convencernos de nuestra realidad de lo que se
trata.
Nosotros pedimos a alguien fuera, que no
importa lo maravilloso de su poder, es externo de la virtud y enseñanza de Buda:
“Todo es Buda, Buda es Todo”. Solamente cuando comencemos a pedírselo directamente a
Buda, cuando no encontremos Buda a quien pedírselo, cuando estemos no ya convencidos,
sino “Seamos Buda”, todos esos meritos y virtudes desaparecerán, para Ser
Buda. El Buda que Soy.
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