Algo
que sorprendió a los occidentales al llegar a China, fue el gran número de
suicidios.
Había
personas que cargaban con una cuerda y una piedra, llegaban a la orilla de un
canal, ataban la piedra con la cuerda, se la ataban al cuello y se tiraban al
canal.
Otros
utilizaban otros medios, pero no lo hacían a escondidas, se preparaban en el
lugar, mientras el resto de los ciudadanos paseaban a su alrededor
tranquilamente y sin prestarles atención.
Famélico y hambriento,
Me pediste un pescado.
Estos años el pescado
Te dio buen aspecto.
Yo …….
Yo, sigo pescando.
No
debe ser un problema de quien da, sino del que pide.
Pedir
no es cargar a alguien con nuestra vida, nuestra responsabilidad.
Dios,
nos da cuanto ganamos y merecemos, pero no puede vivir o controlar nuestras
vidas, no podemos hacerle responsable de nuestra responsabilidad, de nuestras
acciones y creaciones.
Pedir
o recibir un pescado para saciar la necesidad de un momento, no es obligar a
alguien a pescar, para saciar nuestras necesidades y ambiciones.
EL SILENCIO
ResponderEliminar«Resulta muy difícil predicar cuando no se sabe cómo hacerlo, pero debemos animarnos a predicar. Para ello, el primer medio que debemos emplear es el silencio».
«El silencio de la boca nos enseñará muchísimas cosas: a hablar con Cristo; a estar alegres en los momentos de desolación; a descubrir muchas cosas prácticas para decir».
«Guardemos, entonces, el silencio de los ojos, el cual nos ayudará siempre a ver a Dios. Los ojos son como dos ventanas a través de las cuales Cristo y el mundo penetran en nuestro corazón».
«El silencio de la mente y del corazón: la Virgen María "conserva cuidadosamente todas las cosas en su corazón ". Este silencio la aproximó tanto al Señor que nunca tuvo que arrepentirse de nada».
«El silencio nos proporciona una visión nueva de todas las cosas».
«Las palabras que no procuran la luz de Cristo no hacen más que aumentar en nosotros la confusión».
Me encanta tu blog. Un abrazo desde Buenos Aires.