No pretendo molestaros

Al parecer, algunas personas se sienten ofendidas porque no las agrego a mi foro. No tengo, ni pertenezco a ninguno, simplemente escribo y lo publico en abierto, para que libremente pueda ser leído o comentado por las personas que lo deseen. Suelo comentar las páginas que me lo permiten y les parezca bien, de las personas que me añaden a su foro. Suele ser lo que siento al ver lo que han publicado, intentando dar una visión diferente, desde la que ha sido escrito. Lo que os agradezco.

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Yui Shin

domingo, 26 de marzo de 2017

LO PARADÓJICO

        Leía ayer un PDF titulado: “Joshu Saings’”, finalmente lo que contenía no eran los dichos de Joshu, sino Zen Anarchy de Max Cafard. Son cosas del Zen, nada es lo que parece, ni lo que creemos. Así que lo leí de todas maneras, es interesante comentando y recordando puntos importantes de lo que dicen los Maestros y el mismo Shakyamuni, tratando de que seamos capaces de ver por nosotros mismos, sin fijarnos en el dedo que apunta, sin acordarnos de cuanto se ha escrito, dicho o nos han enseñado, de lo que estamos viendo en este momento.
        Al principio me ha llamado la atención, que habla del Camino Medio, como algo que está entre el nihilismo desesperanzador y el dogmatismo que nos dice lo que es la Vida que vivimos. Quizás sin tener, en cuenta que el Camino Medio del Zen, es aquél que no puede excluir los extremos. Es un Camino, que no tiene camino, ni viandantes, ni tan siquiera comienza o termina en ningún sitio, sin que halla algo que pueda existir o no existir fuera de Él.
        Zen es Dhyana, Meditación. Pero como todo en Zen, se asienta en la paradoja: “Meditar es una actividad de la mente”. Pero sentamos el cuerpo más o menos cómodamente, tratando de parar lo único que medita: “La Mente”, o bien lo hacemos en actividad, con la misma intención: “Destruir la Meditación”.
        A veces sería como absurdo decir que: “El objeto de la Meditación, es sentar el cuerpo o realizar una actividad, para que la Mente pueda meditar libremente”. Aunque si lo miramos bien: “¿Cómo meditaría mejor y más libremente, si la estamos incordiando o si no la molestamos?, ¿Cómo encontraría antes la Verdad, si la dirigimos a la que tiene que encontrar o la dejamos que encuentre ella y nosotros la aceptamos?”.
        A veces es complicado, “Es como querer ir a ver una cosa, y dejar las manos para que terminen lo que tenemos que hacer”. Probablemente cuando regresemos, las manos, se han estado distrayendo con otra cosa y no han hecho nada.
        Sentarnos nosotros, en un zafu o con un cojín, en el suelo, el campo, una silla o paseando por la orilla de un arroyo, escuchando el silencio del canto de los pájaros y el susurro del aíre viajando entre las ramas, nos ha distraído.
        Al final hemos cometido el mismo error, hemos pensado que el Camino del Zen, es el que separa algo, el que tiene o contempla algo externo o interno a Él. Hemos caminado en el Camino Medio, que está equidistante de dos orillas opuestas.
        Nosotros, zafu, silencio, meditación, mente, quietud, actividad, arroyo, pájaros, ….. Demasiadas cosas para el Camino Medio del Zen.
        Siendo que el sello por el que es más reconocido el Zen, es el de “la paradoja”, me llama la atención que lo paradójico del Zen es: “Que no contiene paradoja”.


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