Leía
ayer un PDF titulado: “Joshu Saings’”,
finalmente lo que contenía no eran los dichos de Joshu, sino Zen
Anarchy de Max Cafard. Son cosas del Zen, nada es lo que
parece, ni lo que creemos. Así que lo leí de todas maneras, es interesante
comentando y recordando puntos importantes de lo que dicen los Maestros y el
mismo Shakyamuni, tratando de que seamos capaces de ver por nosotros mismos,
sin fijarnos en el dedo que apunta, sin acordarnos de cuanto se ha escrito,
dicho o nos han enseñado, de lo que estamos viendo en este momento.
Al
principio me ha llamado la atención, que habla del Camino Medio, como algo
que está entre el nihilismo desesperanzador y el dogmatismo que nos dice lo que
es la Vida que vivimos. Quizás sin tener, en cuenta que el
Camino Medio del Zen, es aquél que no puede excluir los extremos. Es un Camino,
que no tiene camino, ni viandantes, ni tan siquiera comienza o termina en ningún
sitio, sin que halla algo que pueda existir o no existir fuera de Él.
Zen
es Dhyana, Meditación. Pero como todo en Zen, se asienta en la paradoja: “Meditar
es una actividad de la mente”. Pero sentamos el cuerpo más o menos cómodamente, tratando de parar lo único que medita: “La Mente”,
o bien lo hacemos en actividad, con la misma intención: “Destruir
la Meditación”.
A
veces sería como absurdo decir que: “El objeto de la Meditación,
es sentar el cuerpo o realizar una actividad, para que la Mente pueda meditar
libremente”. Aunque si lo miramos bien: “¿Cómo
meditaría mejor y más libremente, si la estamos incordiando o si no la
molestamos?, ¿Cómo encontraría antes la Verdad, si la dirigimos a la que tiene
que encontrar o la dejamos que encuentre ella y nosotros la aceptamos?”.
A
veces es complicado, “Es como querer ir a ver una cosa, y
dejar las manos para que terminen lo que tenemos que hacer”.
Probablemente cuando regresemos, las manos, se han estado distrayendo con otra
cosa y no han hecho nada.
Sentarnos
nosotros, en un zafu o con un cojín, en el suelo, el campo, una silla o
paseando por la orilla de un arroyo, escuchando el silencio del canto de los pájaros
y el susurro del aíre viajando entre las ramas, nos ha distraído.
Al
final hemos cometido el mismo error, hemos pensado que el Camino del Zen, es el
que separa algo, el que tiene o contempla algo externo o interno a Él. Hemos
caminado en el Camino Medio, que está equidistante de dos orillas opuestas.
Nosotros,
zafu, silencio, meditación, mente, quietud, actividad, arroyo, pájaros, ….. Demasiadas
cosas para el Camino Medio del Zen.
Siendo
que el sello por el que es más reconocido el Zen, es el de “la
paradoja”, me llama la atención que lo paradójico
del Zen es: “Que no contiene paradoja”.
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