Es
tan bonito contemplar la luna llena: “Donde miran los enamorados
el reflejo de su amor, donde miran los Maestros el Reflejo de la Mente Pura, la
que hace aumentar el volumen de los líquidos del mundo emocional”.
Cuando
más lejos están, cuando una sale de noche en la oscuridad para iluminarla; es el
sol el que se ha ocultado, creando la oscuridad que es iluminada por su
reflejo.
Cuando
ambos se acercan, cuando poco a poco van saliendo al mismo tiempo, es la luna
la que aparentemente se desvanece, siendo la oscuridad en el corazón del sol
durante el día, la añoranza de la luz durante la noche.
Solamente
las lejanas estrellas nos recuerdan que hay luz en la oscuridad, pero son
demasiadas luces, que nos abocan a la nostalgia de la luz única.
Mientras
el sol, iluminando la parte que no somos capaces de percibir, esconde la
oscuridad en su corazón, pues es la oscuridad, la que eternamente permanece
inmanifestada en todo lo que emite luz.
Vemos
los cambios de la Luna, vemos los viajes del Sol, su eterna danza que les
acerca y les aleja, pero que solamente les lleva a la soledad cuando están
juntos, pues solamente uno de ellos puede ser seguido en cada ahora.
Es
la eterna danza del Zen, del Budismo, de Buda, practicamos Zen para ser Buda,
estudiamos y practicamos Budismo para convertirnos en Buda.
¿Cuándo se convertirá la
Luna en Sol, reflejando su luz?
Practicar
el Budismo, nos lleva al Zen, pero la práctica del Zen no nos puede llevar a
convertirnos en Buda, no puede hacernos Mente Pura el reflejarla, solamente
puede hacernos Buda el serlo, el haberlo sido desde antes de un principio:
“Desde siempre Todo es Buda”.
Cuando contemplamos la Luna Llena,
percibiendo en Ella, la luz de nuestro amor, nuestra Naturaleza de Mente Pura,
nos puede llevar a sentirnos uno con la Luna, incluso con el Sol, con la Vida o
con Buda. Podemos convertirnos en la Luna Nueva que permanece invisible, oculta
por la propia luz del Sol, en pleno día, en plena explosión de luz, cuando todo
nos parece estar iluminado.
Hemos
leído, aprendido la aplicación del Zen en tantas cosas, que hemos creído que es
una herramienta que nos permite realizar o alcanzar algo, que es una forma de
vivir o de ser.
Cuando
desaparece el Sol, cuando no hay ni tan siquiera una Luna que pueda reflejar la
oscuridad, creemos que hemos alcanzado el Todo. Pero ¿Qué o quién, puede
existir que alcance ese Todo?, ¿Qué puede existir que sea Todo?.
Alcanzar
el Zen, significa que ha desaparecido el Sol, pues no puede haber algo que
ilumine o pueda ser iluminado.
Alcanzar
el Zen, significa la desaparición de la Luna, pues no hay nada que refleje o
pueda ser reflejado.
Alcanzar
el Zen, es la desaparición de Buda, pues no hay nada que pueda alcanzar o ser
alcanzado.
Alcanzar
el Zen, es la desaparición del Zen, pues no puede haber algo que lo sea.
Alcanzar
el Zen, no es ser Vacío, pues si hubiese algo que fuese Nada o donde existiese
un Todo, al ser llamado o percibido como Zen o Vacío, significaría que no lo
es.
No
hay Zen que alcanzar, es por ello que hay que practicar Eternamente para: “No
Ser Zen”.
Porque
no es el Zen el que existe o deja de existir, sino el “Yo”,
que percibe: “Al Sol, a la Luna, las Estrellas, la
Luz, la Oscuridad, la Mente Pura, la Ordinaria, a Buda, al Todo,……,”.
Querer
llegar: “Al Espíritu, al Ser, a la Luz, a Dios, a
Buda, al Todo, al Zen, …..,”, es lo que nos impide encontrarlos,
porque si los encontramos, solamente los habremos destruido.
Seremos
esa Luna Nueva, oculta por la luz del Sol, que permanece en la oscuridad, en su
ignorancia de creer que emite ella la luz.
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