Una de las
malas decisiones que hemos adoptado para mejorar nuestras vidas y convivencia,
es la de crear leyes. Lo que no quiere decir que esté en contra de ellas o que
no vea, que son las que nos coaccionan para actuar como se supone que debemos
hacerlo.
Que Lao Tse, dijese: “Que el origen del caos nace de la primera ley”, probablemente no quiere decir que quisiese vivir en un mundo o una sociedad sin leyes, sino más bien que la sociedad y la convivencia deben de cimentarse en: “Principios y valores”.
Que Lao Tse, dijese: “Que el origen del caos nace de la primera ley”, probablemente no quiere decir que quisiese vivir en un mundo o una sociedad sin leyes, sino más bien que la sociedad y la convivencia deben de cimentarse en: “Principios y valores”.
Hoy en día
promocionamos la homosexualidad y la necesidad de nuevos nacimientos, creamos
las leyes de xenofobia, llegando a casi marginar a los heterosexuales, los
hombres, los padres, los profesores, y cualquier colectivo que no está siendo
defendido socialmente, por estar de moda, bien por costumbres o sucesos.
Hacemos exposiciones
de la aceptación de la homosexualidad, probablemente si se estableció como
norma en la antigüedad, se prohibiría al colapsarse los nacimientos.
La ONU
estableció la defensa del menor, y ahora trata de crear la defensa de padres y
profesores, el acoso escolar o solucionar la decadencia de la juventud.
Hacemos leyes, para proteger a la mujer de la violencia de género. Pero ha habido desde la antigüedad,
mujeres que han ejercido violencia cuando han tenido el poder o han podido
controlar a quien lo ejercía. Cometiendo el error de llamar hombres o mujeres a
quienes la realizan. La gente que ejerce violencia contra los débiles o
violenta desde su fuerza o poder, no lo hace por ser hombre o mujer, sino por
no serlo, perteneciendo al grupo neutro de gentuza o un máximo de gente poco
formada.
No pienso
que la homosexualidad sea lo normal o natural, tampoco es que no se dé en la
naturaleza, pero no se publicita o se intenta adoctrinar a las flores o los
animales a ejercerla, simplemente se ejerce como algo natural.
Los pecados
sociales, no son privilegio o exclusivos de un grupo determinado: “La corrupción,
no es privilegio de ricos, poderosos o políticos. La violencia de género, no es
exclusiva de hombres. Los abusos y pederastia, no es de homosexuales o
heterosexuales, hombres o mujeres, adultos o jóvenes, sino de quien tiene falta
de valores y principios.
Hemos llegado
a un extremo en el que queremos controlar la convivencia desde el
establecimiento de leyes, vemos a los políticos que dicen que: “Hay que crear puestos de trabajo dignos, subir los
salarios, vivir felices y con justicia, crear grandes logros sociales, y crear
sociedades y países paradisíacos”, para lo
cual solamente harán leyes.
Me pregunto:
Si hace miles de años Lao Tse, que tenía los ojos semicerrados, pudo ver que,
haciendo leyes para obligarnos a hacer lo correcto, solamente nos llevaría al
caos en el que vivimos. ¿Cómo es posible, que los occidentales que tenemos los
ojos más grandes y abiertos y los propios chinos que han aprendido y
evolucionado mucho más, seguimos tropezando en la misma piedra?.
Nos dedicamos
tanto y casi exclusivamente, a adoctrinar, por medio de la educación y la
enseñanza, los medios de comunicación y la promulgación de leyes que nos
obliguen a dirigirnos hacia donde nos conduzcan, que hemos olvidado, que lo que
verdaderamente nos hace humanos, no es que nos digan cómo tenemos que vivir, que
lo hagamos por las leyes, o ser obligados a un comportamiento supuestamente
humano.
Lo que nos
hace humanos, es vivir con valores y principios humanos, sin que haya que
obligarnos.
Una persona
con principios y valores, un ser humano, no necesita leyes o que se proteja a
la infancia, no necesita preguntarse acerca de abortar, no necesita que le
digan lo que es un salario digno, no ejerce violencia, no tienen que decirle
que la homofobia o la discriminación, ni la xenofobia, ni ningún tipo de fobias,
son malas.
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