No pretendo molestaros

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Yui Shin

miércoles, 12 de julio de 2017

SABER SIN ENJUICIAR

          Shakyamuni nos previene de muchas cosas, es claro y preciso en sus consejos. Estuvo cuarenta años, explicándonos nuestras dudas y lo hizo para que no tuviésemos dudas de cómo actuar.
          Pero obviamente sus consejos, desde la Compasión, estaban a la altura de nuestro entendimiento, dirigidos para que pudiésemos avanzar, llegar a comprender cuál y cómo debería ser la Vida de quien sabía o pensaba que era Buda.
          Dentro de su enseñanza acerca de cómo salir del sufrimiento, entre los puntos más importantes para mí, están: “La aceptación y no discriminar”. Pienso que, si pudiésemos poner nuestro vivir dentro de estos dos consejos, no podríamos salir del dolor, porque no se produciría el dolor en nuestro vivir.
          Jesús lo explicaba con: “No ver la viga en nuestro ojo y la voluntad del Padre”, que deberíamos ver más como la Voluntad del Ser, no un Padre externo, sino al que nos autocrea. Y no un ojo de un prójimo separado, que ya estaría dentro de la discriminación, sino el mirar lo que nos rodea sin tener en cuenta, que es lo que tenemos en nuestros corazones lo que vemos fuera.
          Si a estos consejos unimos la Gran Duda del Budismo, podemos ver que el no discriminar y aceptar, viene de la visión clara y correcta de lo que somos y nos rodea. No es el no ver demás, sino saber que no hay separación. No se trata de no ver el mal o las equivocaciones, sino saber que sin importar lo que recibimos, podemos conseguir lo correcto. Cuanto aportamos a la Vida, tiene el Yin y el Yang, que no puede ser evitado. Cuanto la Vida nos aporta, es Yin y Yang, sin que podamos recibir algo diferente.
          Que podamos conseguir el resultado correcto, independientemente del aspecto que presente al exterior, solamente es posible si sabemos ver lo aparente y lo oculto, emitiendo para ello el juicio correcto de qué parte y cómo debemos actuar con lo que hemos recibido.
          Este juicio, es opuesto a enjuiciar en la discriminación, en la que no es el conocimiento de lo recibido para hacernos responsables del resultado, sino su calificación desde nuestra opinión y voluntad, sin aceptar la responsabilidad de lo que hacemos con el ahora.
          Si pensamos que el resultado de nuestras vidas, es debido a los demás. Si la sociedad que somos, es consecuencia de lo que hemos recibido. Estamos olvidando nuestra responsabilidad.
          A veces pensamos que hacer juicios a los demás, es lo malo. Que nos lleva a enjuiciarlos calificándolos, siendo esa calificación lo que crea el mal.
          Pero hay que realizar un buen diagnóstico para conseguir óptimos resultados y que sean correctos.
          Hay que saber cómo es lo que recibimos, si queremos saber el resultado de nuestra actuación.
          Saber que alguien vive en el mal, no es enjuiciar a la persona como mala, sino ver por donde llevarla o mejor que vaya, al bien.
          Ver la mentira, la ira, la maldad, es saber lo que nos dan, sin discriminar lo recibido, ni a la persona que nos lo aporta, sabremos cómo conseguir que lo correcto sea el resultado, no para nosotros sino para la Vida, incluyente de cuanto nos rodea y somos.
          A veces hay que entender que las palabras y consejos, están en un contexto, siendo nosotros los que debemos comprenderlas mejor, conforme crece nuestro entendimiento.
          Cada palabra de Shakyamuni, tiene que ser analizada en el contexto de todas las demás, de su vida, y de cuanto le rodeó y sus circunstancias. No para saber lo que Él dijo, sino para crear nuestro entendimiento del que sí somos responsables.


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