Tenemos atentados
continuamente, cada día, cada hora. De ellos solamente algunos saltan a los
titulares de las noticias y misteriosa y tristemente son los únicos que llegan
a nuestras conciencias, a nuestros corazones.
Pasa en
todas las sociedades, no se trata de señalar con el dedo a una solamente, si
bien lo haré por la cercanía en el grupo, en la sociedad y el tiempo.
Lloramos los
atentados en Barcelona, si bien no ha sido el único, nos sorprende que unos jóvenes,
casi niños, tengan tan perdidos sus valores, su dignidad, su humanidad. Miramos
cómo han podido ser adoctrinados para no tener sentimientos, aparte de seguir y
ejecutar la voz de su amo: “La bestialidad, la inhumanidad, como cualquier alimaña
sin dignidad”.
Nos olvidamos
mirar el adoctrinamiento de las guarderías y todo tipo de espacios, para
conseguir las masas independentistas, olvidados que todos somos humanos,
sustituyendo: “Todos somos Barcelona”, por “No somos españoles”.
Pasar de
todos somos “Uno”, “Una sociedad”, por “Nosotros somos diferentes”, “Separémonos”.
Hemos tenido
en casa a ETA, “la kale borroka”, niños aprendices de terroristas, de la
separación, del yo soy diferente y tengo la razón, mataré a cualquiera que no
me siga.
Pero el
problema es el adoctrinamiento general, necesitamos que nos programen para
saber: “Cómo tenemos que ser, cómo vivir, cuáles son los valores de la Vida,
sus principios, cómo y cuándo tenemos que respirar, lo que sentir y pensar”. Somos
menos que borregos movidos por perros según la voluntad de un pastor, somos,
los que han renunciado voluntariamente por comodidad: a su responsabilidad,
semilla de la libertad.
Nos sorprende
lo que ocurre a nuestro alrededor, viendo aterrados la falta de valores, el
adoctrinamiento de cuantos nos rodean. Buscamos la verdad y la pureza, rebelándonos
contra los que llamamos poderes o pastores, siguiendo a los pastores que
quieren invadir el prado de los otros, los ya establecidos.
La Vida no
entiende de valores, ni de principios, ella está sumergida en el Amor, ese que
nosotros buscamos pidiendo lo que nos tienen que dar para dejarnos amar, para devolver
lo que tengamos a bien, a aquellos que hagan lo que exigimos.
O bien,
faltos de amor por nosotros mismos, buscamos a alguien a quien seguir,
entregando más que nuestro amor, nuestras vidas, de las que no queremos ser los
responsables, teniendo que pensar qué haría un ser humano en esta situación.
Culpamos a
Dios, a quien nosotros hemos creado como Amor, una de las definiciones por las
que le conocemos, del odio y el egoísmo en el que vivimos.
Culpamos de
inhumanidad, al ser que nosotros hemos definido como humano, el que creará la
Humanidad, que desgraciadamente somos nosotros. Siendo los adoctrinadores: por no saber qué hacer nosotros, por la ambición, el egoísmo
y sobre todo la ignorancia de lo que somos. Siendo los adoctrinados: por no
saber qué hacer nosotros, por la ambición, el egoísmo y sobre todo la
ignorancia de lo que somos y no aceptar la responsabilidad de nuestras vidas.
Hay que
solucionar el terrorismo, erradicarlo, pero desde sus raíces, desde las
semillas: “El adoctrinamiento, la huida de la responsabilidad, el miedo a amar
desde la aceptación”. Porque tristemente somos la tierra y la lluvia que nutre
la indignidad en la que vivimos.
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