Es de
suponer que desde 2014 cuando escribí este post, probablemente han seguido las
celebraciones en las islas Feroe. Hay muchas tradiciones que son puestas en duda
su oportunidad en nuestros días, pero seguimos sin respetar la Vida con mayúscula, esa Vida que no diferencia entre inanimado o animado, entre antiguo y moderno,
Solamente hay una distinción, es humana cuando se respeta, e inhumana cuando
no.
No obstante,
hay que mirar la corrección y la ocasión del momento, de la acción. No siempre
el respetar es proteger y no siempre respetar es cuestión de costumbres o de
cambiarlas, porque el respeto es algo personal que nace del corazón y de la dignidad humana de cada individuo.
Nansen
vio que los monjes de los pabellones del este y del oeste se peleaban por un
gato. Cogió al felino y dijo a los monjes: “Si alguno de ustedes da una buena
respuesta, pueden salvar al gato.”
Nadie respondió por lo que Nansen cortó,
sin vacilación, al gato por la mitad.
Aquella noche Joshu regresó y Nansen
le habló del incidente. Joshu se quitó las sandalias, se las puso sobre la
cabeza y salió.
“Si hubieras estado aquí”, dijo
Nansen, “podrías haber salvado al gato.”
Hay veces,
que lo único necesario para encontrar la paz y lo que buscamos en la Vida,
depende simplemente de mostrar que estamos vivos, que tenemos opinión, que
estamos comprometidos y somos responsables de ser simplemente lo que somos.
Un monje
al hacer sus votos, hace el voto del bodisattva, “Ser el último en cruzar a la otra orilla”, pero a veces no se
puede, sin caminar cabeza abajo, con la cabeza alta. Joshu se calzó sus
sandalias en la cabeza y salió caminando. Todos salimos caminando, pero la
diferencia es que Joshu, sabía dónde estaba, quién era y estaba vivo.
En
nuestros días, tenemos grandes manifestaciones por la erradicación de la pena
de muerte, por el fin del maltrato animal, por el trabajo infantil.
En cambio,
nos callamos cuando al que se ejecuta o es condenado a muerte es un feto, por
la simple razón de que todavía no es un ser humano, algo que comparto por una
simple razón, no creo que esos padres pudieran engendrar un ser humano,
solamente las personas y los seres humanos pueden tener hijos humanos. Es
simplemente una cuestión genética, otra diferente es la humanidad de los
animales y la de los que decimos ser humanos.
Lo curioso
es, que muchas de las gentes que defienden el maltrato animal y la erradicación
de la pena de muerte, son las que defienden el derecho a decidir sobre la vida
del feto, con la excusa que es una decisión sobre la suya.
Así hemos
llegado a que: si un ladrón mata a una persona que estaba tranquila en su casa,
no pasa nada, ni hay conmoción social, pero si esa persona mata al ladrón, todo
se sale de cauce. Si un país no tiene dinero para dar de comer a sus ciudadanos
y no puede crear centros donde puedan rehabilitarse los asesinos, violadores y
terroristas, en última instancia los tendrá que soltar en libertad, porque no puede
tener pena de muerte.
Ayer leía
en la página de Dan Roguer una noticia sobre la matanza de ballenas y delfines
en las islas Feroe y que al parecer sucede cada año, debido a que es una
tradición de cientos de años. El artículo se pregunta al final, el motivo de
esta masacre, siendo que no es por necesidad. Bueno los razonamientos para
explicarlo pueden ser muchos, pero el más natural y posible, es que hace
cientos de años estuviesen pasando hambre por algún motivo, sus diose en plan
compasivo, les llevaron por la zona unas ballenas y unos delfines, para que
pudieran comer y en agradecimiento asesinan desde entonces un buen número de
ellos en honor de sus dioses, aunque no tengan necesidad de ello. Es lo que los
humanos llamamos amor a nuestras creencias, moraleja: “cortemos el gato en dos”.
Desde
tiempos inmemoriales se ha abortado, muchas veces por necesidad y otras para
ocultar, infidelidades o adulterios. Hoy en día es por la conveniencia de
tenerlo ahora o no, porque nos estropea la vida que tenemos, o porque
simplemente es el resultado de una vida de irresponsabilidad. Sé que también
hay casos en los que puede ser razonada, la idoneidad de llevar a término el
embarazo, y que nunca cualquiera que sea la decisión, podremos saber qué habría
sido mejor, al no poder tomar ambas decisiones, pero en esos casos la decisión
se toma con dolor. Lo que me parece aberrante es que por la conveniencia, la
vida o la forma de vivir, de una persona adulta y responsable, se pida como
derecho el poder asesinar un feto, que no tiene culpa alguna de estar donde
está, en el momento inadecuado.
Es
importante que defendamos la vida de todos los seres, su bienestar, pero
deberíamos repasar nuestros conceptos y nuestra forma de verlos, tan malo es
matar lo que matamos por necesidad de comer, como lo que es por costumbre, las
tradiciones y cuando lo hacen los profesionales o las personas honradas. Pero
matar en ningún caso debería ser un derecho.
Al igual
que Joshu, caminemos no hacia la salida, sino hacia el centro de la Vida y en
una muestra de vivir, simplemente respetemos la Vida.
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