Buscando
el Amor y la Nada, deseando sobre todas las cosas unirme a Dios, en la
seguridad de poder destruir cuanto me alejaba de mis anhelos espirituales, con
la determinación de separar todo aquello que me alejaba de mi verdadero Ser,
partí de palacio. Abandonados amigos, súbditos, familiares, seres queridos,
incluso a la pareja y aquella vida de la mía propia, deambulando por la Vida,
buscando un Maestro, que me llevase en mi lucha a deshacerme de la pesada carga
de mi ego.
La cruenta batalla, el paso por maestros que certificaron que
me había liberado de mi pesada carga, no lograban encontrar la paz en mi lucha,
en mi constante batallar por encontrar la satisfacción de sentirme en casa, en
la meta ansiada. Con la determinación de conseguirlo, luche por doblegar al
cuerpo y la mente, entregando todo mi ser a la batalla, por poder vivir libre
de las cadenas del ego.
Roto y destruido, en todos mis cuerpos, en la decisión de
dejar de luchar al menos por la Vida, en la determinación de reconocer mi
derrota y aceptar la supremacía de las cadenas del tirano ego o perder la vida,
relajé por un momento mi lucha, acepté el alimento que la doncella de la vida
me ofrecía y en su energía, en la luz que ese alimento me concedió, abracé con
total determinación al Ego. Fue un abrazo en el que le entregué todo mi ser en
profundo amor, le di tanto amor, que le sentía diluirse en la Vida, en mi
entrega al amor que le ofrecía.
Sentado bajo el árbol,
la luz del amanecer encontró un árbol vacío, que desaparecía en su luz. La luz
lo cubrió todo de eterno amanecer, en la Consciencia de que no había nada que
Iluminar, la Luz se convirtió en Nada.
Nunca hubo un ego que
pudiese ser mío, porque el mío era todo el ego.
Nunca hubo una familia,
un amigo, un súbdito, que fuese mío, de ahí nacía mi separación.
Nunca hubo una meta que
alcanzar, siempre forme parte de ella.
Solamente mi lucha, mi
batalla, mi deseo de alcanzar algo diferente de lo que era, me había impedido
saber que no podía unirme a Dios, porque yo había determinado que Dios era
Todo.
Buscando el Amor y la
Nada del Todo, no había percibido, que siendo Amor, es la única manera de
diluir un Todo para Ser Nada.
No hay nada que
destruir o rechazar, cuando es abrazado en entrega de verdadero Amor, Todo se
diluye, se integra, se realiza, en Nada.
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