Muchas veces me han preguntado por el Silencio, por Su Sonido.
He leído, preguntado, escuchado, acerca de ambos.
Pero sobre todo, he escuchado la dificultad para sentirlo, para
escucharlo.
A veces, las dificultades para nuestra vida, no es precisamente
lo que buscamos, sino nuestra ignorancia de qué es lo que es, aquello que buscamos.
Tenemos tantas enseñanzas acerca del Silencio, tantos sueños
de poder escucharlo, que convertido en Concepto, en sueño, en ideal, en algo
para los Sabios, los Maestros y demás privilegiados Iluminados, que vemos un
imposible el poder escuchar la música, la voz, el Sonido del Silencio.
Pero ¿Qué es el Sonido del Silencio?.
Es acaso ese sueño, ese sonido misterioso y oculto que no
puede ser escuchado. O es acaso, algo que sucede con tanta frecuencia en
nuestras vidas, que mirado como cotidiano nos pasa desapercibido.
¿Quién, en un momento de distracción o pesadumbre, no ha
sentido el canto de un pájaro parando todo el Universo?, o al llegar a un punto
cansado y solamente con la idea de llegar, al ver de pronto un paisaje, una
persona o una luz, no se ha parado su vida en una respiración pausada y
profunda.
A veces, no es la ausencia del sonido lo que crea el Silencio,
es precisamente ese sonido, ese paisaje, esa luz, la Voz, el Sonido del
Silencio. Pero para que sea realmente su Sonido, no puede existir nada más, ni
tan siquiera quien lo escuche.
Es por ello, que nosotros cargados con nuestro yo, nuestro ego,
nos incapacitamos para escuchar lo que no puede ser oído, precisamente por eso
se llama: “Silencio”.
Escuchar el Silencio, su Voz, su Música o su Sonido, es
callarnos nosotros hasta ser también Silencio.
¿Quién a lo largo de su vida, no lo ha escuchado?, diría
incluso que todos lo hemos escuchado en innumerables ocasiones: “Al besar o
mirar con amor, al comer con gratitud los sabores de la vida del alimento, al
estar realmente en algún lugar sin desear nada, al escuchar sin pensar en lo
que estamos escuchando, al hablar con alguien desde nuestro corazón, al
sentirnos en paz con nosotros y el entorno".
Es quizás nuestra falta de atención, de entrega a lo que vivimos,
lo que lo dificulta, lo que impide que podamos pensar que una cosa tan normal,
ordinaria y corriente, sea lo que han vivido esos seres privilegiados que encontraron
la Iluminación.
La luz no pone nada que no esté, lo único que hace es: “Permitir
Verlo”.
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