Casi todos de una manera u otra,
conocemos aquellos relojes que con su tictac, nos recordaban en las casas de
los abuelos el paso del tiempo.
Algunas
veces cuando en su desequilibrio, se movían del ahora donde debían estar,
delicadamente se le movían las agujas para que continuasen marcando y fluyendo
con el presente ahora.
Otras, su
cuco, su carillón o campanas, nos sorprendían en nuestros sueños, para
devolvernos al momento del reloj, el ahora donde todos los relojes viven.
En el
tictac de su corazón, se mueve el tiempo, que sus agujas nos recuerdan cada
ahora, que es la hora que inexorablemente marcan las manecillas siempre.
Mientras,
ese movimiento del péndulo, constante, preciso, eterno, lleva al corazón del
reloj la energía del tiempo, que a cada instante repite, “soy reloj, soy
reloj”, por eso solamente puede ser tiempo,
pero no un tiempo cualquiera, el reloj, vive y existe manifestando el presente,
el ahora eterno del tictac de su corazón.
Mientras
observamos el girar de las agujas, el movimiento rítmico del péndulo, el baile
de sus engranajes, el movimiento del tiempo en nuestra mente. El reloj
eternamente quieto, sin moverse, siendo tiempo.
La mente
se mueve, cuando la bandera ondea al viento, mientras el quieto viento es: aire
en movimiento, por eso no se mueve, para ser viento.
Nosotros,
vamos de un sitio a otro llenando los huecos, vivimos por ser energía en
movimiento, la Vida no se mueve, porque es el movimiento, ni llena los huecos,
por ser el todo en el que no hay huecos, siendo Todo, se llama Nada, para acogernos.
La Vida,
no se mueve, por ser movimiento; todo lo que nace se crea en un “no hacer”, siendo; nuestras inquietudes, nuestro movimiento, son
recuerdos de ayer, de lo que fuimos, no de lo que estamos siendo. El tictac de
nuestros corazones es una búsqueda, en la que nos movemos, sin vivir aquí,
queriendo lo que no tenemos, porque cuando el “tic” vive en el corazón, el
“tac”, en el reloj está viviendo; el tic-tac y el corazón son reloj, porque el
corazón está quieto.
Vivimos la
vida, luchamos y nos esforzamos por vivir, nos aferramos a la vida, sin darnos
cuenta de que la Vida es, vivir muriendo. Queremos encontrar la vida, saber qué
es lo que estamos viviendo, sin recordar que cuando Todo es Uno, hay que
escuchar lo que han dicho los Maestros. La mente es la que se mueve, porque
existe el recuerdo, hacemos comparaciones, para saber qué es lo que vemos, la
Vida no se mueve porque es movimiento.
Viajes por diferentes países, viendo
todo aquello; buscando la vida, recorriendo los caminos polvorientos, de
allende la India, la Australia del otro lado del mundo de mi nacimiento.
Moviéndome por los sitios, buscando el por qué me muevo.
Sentado en un cojín, el cuerpo quieto,
en un lugar lejano situado en el aquí, de un pequeño templo. La mente se
aquieta, se pierde el recuerdo, cuando nada se mueve, cuando todo está quieto,
la Vida viene, en la música del Eterno Silencio, danzando la danza del
Universo, Eterna Quietud del Movimiento. Extraña paradoja, de que cuanto más te
mueves, estás más quieto; no moverse, para llegar lejos.
La Vida no hace nada y todo está
hecho, la Vida no se mueve, por ser movimiento.
Publicado anteriormente el 20-12-14
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