No pretendo molestaros

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Yui Shin

jueves, 21 de septiembre de 2017

LA HUCHA

          No sé si será el paso de los años o la primavera, podría ser nostalgia, pero vienen a mi recuerdo las frases incongruentes de mi Maestro, que independientemente de las situaciones, de sus palabras y de su significado, eran siempre repetitivas.
          Cuando estábamos aburridos, nostálgicos de nuestras casas, enfadados, teníamos un buen o mal día y le preguntábamos, decía: “Sube a meditar”. Cuando nos dolía todo el cuerpo o la mente iba a cien por hora, le buscábamos y al preguntarle, ¿qué hacíamos?, su respuesta: “Sigue meditando”. Por supuesto, al final lo que más nos importaba era, qué íbamos a conseguir meditando, si le preguntabas, pues: “Por mucho que medite un ladrillo, no dejará de ser un ladrillo”.
          Al menos nos quedaba que si seguíamos meditando, alcanzaríamos la ansiada Meta: “Si el primer paso es erróneo, cuanto más caminas, más te alejas de la meta”. Podíamos pasarnos el día preguntando, subiendo y bajando de la Sala de Meditación (El Zendo), escuchando: “Aquí y Ahora”.
          Acerca de la manera de meditar hay dos frases de las que me acuerdo mucho, porque nos las podía repetir en respuesta a todas las preguntas: “Issho kenmei”, “Una sola respiración, Just one breath only”. El significado de Issho kenmei, es el de entregarse totalmente a cada momento, cada acción, cada respiración. Toda la Meditación, toda una Vida, es una sola respiración, en la cual, al entregarte inspiras cuanto la Vida te ha entregado y expiras, lo que has creado con ello.
           Cuando estabas en la Meditación o a muchas preguntas, escuchábamos en el silencio sus palabras, para los que no conseguíamos oírlas siempre por primera vez, al no escucharlas en el silencio, solamente sabidas de memoria: “Ichi tantei”.
          Probablemente podríamos resumir toda su enseñanza en cualquiera de las frases, pues como podéis ver, no se salía mucho de ellas. No es mucho si tenemos en cuenta, que con unas palabras u otras es el mensaje con el que hemos sido bombardeados por todos los llamados Maestros: “Entregarse al Padre, a los dioses, a la Meditación, al prójimo, a la familia, a los demás, a los enemigos, a la Vida, al Zen, al Buda”, afortunadamente nos hemos defendido como gato panzaarriba y hemos conseguido, no entregar nada, conservando nuestros preciados tesoros y nuestro amado ego.
          Si nos entregamos a algo, ¿qué nos quedará para nosotros?.
          Así que seguimos haciendo y creando meditación, para tener mucha y conseguir los beneficios que nos aporta.
          Hay un dios mono llamado Hanuman, viajero empedernido y curioso que ha intentado ver todos los universos viajando a los más lejanos y pudiendo observar todas las formas de vida posibles. Al volver de nuevo al Universo de Buda, éste le mostró la señal, que Hanuman había dejado en el más alejado de los universos, marcada en Su mano.
          Pero es otra de sus historias, que está a punto de escribirse la que quiero contaros. No quiso contar, que había viajado fuera de todos los universos, al mirar para atrás se quedó anonadado, al ver que todos los universos estaban metidos en “una gran hucha”. La hucha, era “una gran hucha llorona” al haber perdido a Hanuman, que intentando encontrar su verdad, había conseguido salir de ella. Es el Universo, la Vida llorando cuando alguien se separa, pretendiendo estar fuera de Ella, no siendo uno con los demás, en una sola Sociedad Humana.
          Tratamos con todas nuestras fuerzas encontrar lo que es nuestra realidad, queremos unirnos con nuestro Ser, queremos alcanzar la Iluminación, para ello seguimos: religiones, filosofías, innumerables prácticas, meditamos, intentando que todo ello nos lleve a saber, a ver, a encontrar, a alcanzar, nuestras metas. Todas las prácticas, la Meditación, Buda, el Padre, que tanto nos esforzamos por encontrar, seguimos sin encontrarlos, al conservar el ego que nos mantiene fuera, viéndolos e intentando llegar a ellos.
          Todos los Universos, están en el interior de cada una de las frases de mi Maestro, pero hay que entregarse a ellas, porque su sonido solamente puede ser pronunciado y escuchado, Siendo Silencio.
          “Sube a meditar”. “Sigue meditando”. “Por mucho que medite un ladrillo, no dejará de ser un ladrillo”. “Si el primer paso es erróneo, cuanto más caminas, más te alejas de la meta”. “Aquí y Ahora”. “Issho kenmei”, “Una sola respiración, Just one breath only”.
          No hay nada que decir, nada que escuchar, porque solamente hay una respuesta por nuestra parte a todas estas respuestas: “Ichi tantei”. Silencio.


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