No pretendo molestaros

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Yui Shin

martes, 3 de octubre de 2017

EL RECIPIENTE ZEN

          Bueno, hace tiempo que tengo abierto este rastrillo, donde ofrezco las cosas inútiles que he almacenado, en mi deambular por el Zen. Cuando le busqué un nombre tras mucho pensarlo, le llamé: “Reflexionando sobre Conceptos”, no sé si por lo de seguir flexionándose, o por ofrecer algo tan inútil como los conceptos.
          Los conceptos son a la vida, como en la cocina el libro de recetas, que no puede uno alimentarse con ellos, y si se hacen comestibles, la segunda vez que los lees te tienes que lavar las manos. Son algo inútil, que no sirven para nada, es imposible hacerlos realidad porque dejarían de ser conceptos, y por más que sepas, no te alimentan el alma, ni el espíritu, más bien te producen necesidad de comer.
          Pero ha sido el sino de mi vida, entre todas las cosas útiles que podía haber encontrado, por ejemplo, hacerme político, que no tienes que mirar lo que dices, porque cuanto más te alejas de la verdad, más seguidores tienes, al final me decidí por: lo más absurdo, incongruente e inútil que puede encontrarse, “El Zen”.
          Todo lo que te dice es, que hay que estar y vivir: “Aquí y Ahora”, que como todos sabemos, no hay que hacer nada para hacerlo, porque es algo que no podemos evitar o cambiar. Para ello te dice que te esfuerces, pongas todo tu ser y que te olvides de todo. Cualquiera de nosotros sabe, que, si estás realmente “Aquí y Ahora”, como puede ser tan pequeño como nada y tan grande como el infinito, al ser el pasado y el futuro, no hay nada que recordar.
          Otra cosa que te dice es, que hay que Meditar, y se le ocurre decir que para ello hay que parar la mente. ¿Si paramos la mente, con qué vamos a meditar?, además todos sabemos de su honestidad, vamos, que, si tiene algo en lo que pensar lo hace y no hay manera de pararla, porque ante todo es su responsabilidad de ser lo que es: “Una máquina de pensar”.
          Luego están los Maestros, que te piden cosas imposibles y después te preguntan con sonrisa burlona o cara de pocos amigos, como pensando que pierden el tiempo contigo. Eso, si no te dicen un “Koan”, que sabemos que no se pueden entender y te dicen que se lo expliques; lo que da igual, pues por muchas explicaciones que le encuentres siempre estás equivocado, porque como decía no la tienen.
          O eso de encontrar lo que eres, vamos, yo a la tercera vez que me pasé unos años corriendo para alcanzarme, empecé a aburrirme, “Siempre que me alcanzaba, me encontraba con el que había sido”, así que me quedé un poco decepcionado, pues me habían tomado el pelo, lo único que descubrí es, que para encontrarme, cuanto menos me busco y menos corro, más cerca estoy de quién soy.
          Y esto no es nada, no lo digo de broma, por lo que te dicen de: “Todo es Nada”. Primero te dicen que seas tú mismo, que medites, que expliques, que te esfuerces, que tienes que existir en el “Aquí y Ahora”, para luego decirte que eres Nada y si preguntas te pueden decir que eres Buda, así que aquí estoy vendiéndoos todo esto, porque no se qué hacer con ello. Ahora no sé, si soy Nada o Buda, ni si contestar a preguntas inútiles respuestas innecesarias o comerme el libro de cocina o el de conceptos, pues sé que no me servirán, nada más que para si un día me siento perdido en la cocina o en la vida, poder echar una ojeada a las recetas, sabiendo que lo que hay alrededor, me puede hacer difícil cocinar esa receta como lo explican en el libro.
          Tuve la suerte de que mi Maestro, no entendía mi inglés y yo no sabía japonés, algo de lo que me alegro, porque no puedo imaginar las cosas que tendría que vender si hubiese aprendido sus recetas, con productos que no son españoles, menudo lío.
          Shakyamuni, pasó las mayores calamidades y nada, hizo sacrificios inhumanos, comió hierbas del campo y solamente cada, muchos días pasando el resto sin comer. Resultando que cuando acepta la comida de la doncella, se convierte en Buda, que ya lo era y que como sabemos no tienen que comer, y además se llena de júbilo y va a decírselo a sus amigos que siguen castigándose ayunando. A partir de ahí, se dedicó a pedir cosas imposibles, que es el origen del Zen. Todo lo que puede hacerse, nunca nos llevará al Zen.
          Nadie puede conseguir, por mucho que se esfuerce ser quien es.
          Nadie puede conseguir, llegar a: “Aquí y Ahora”, por mucho que corra.
          Nadie puede explicar o saber el significado de un Koan.
          Nadie puede parar la Mente, pues no es nuestra posesión.
          Nadie puede convertirse en Buda.
          Nadie puede practicar, encontrar o transformarse en Zen.

          Tal como somos, somos Zen, el Vacío que contiene todo eso, somos el recipiente donde Existe Todo, somos el Todo que existe en el Vació, somos lo que no tiene explicación, el Koan que no puede explicar o percibir la existencia del Koan.


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