Bueno, hace tiempo que tengo abierto
este rastrillo, donde ofrezco las cosas inútiles que he almacenado, en mi
deambular por el Zen. Cuando le busqué un nombre tras mucho pensarlo, le llamé:
“Reflexionando sobre Conceptos”,
no sé si por lo de seguir flexionándose, o por ofrecer algo tan inútil como los
conceptos.
Los
conceptos son a la vida, como en la cocina el libro de recetas, que no puede
uno alimentarse con ellos, y si se hacen comestibles, la segunda vez que los
lees te tienes que lavar las manos. Son algo inútil, que no sirven para nada,
es imposible hacerlos realidad porque dejarían de ser conceptos, y por más que
sepas, no te alimentan el alma, ni el espíritu, más bien te producen necesidad
de comer.
Pero ha
sido el sino de mi vida, entre todas las cosas útiles que podía haber
encontrado, por ejemplo, hacerme político, que no tienes que mirar lo que
dices, porque cuanto más te alejas de la verdad, más seguidores tienes, al
final me decidí por: lo más absurdo, incongruente e inútil que puede
encontrarse, “El Zen”.
Todo lo
que te dice es, que hay que estar y vivir: “Aquí y Ahora”, que como todos sabemos, no hay que hacer nada para
hacerlo, porque es algo que no podemos evitar o cambiar. Para ello te dice que
te esfuerces, pongas todo tu ser y que te olvides de todo. Cualquiera de
nosotros sabe, que, si estás realmente “Aquí y Ahora”, como puede ser tan pequeño como nada y tan grande como
el infinito, al ser el pasado y el futuro, no hay nada que recordar.
Otra cosa
que te dice es, que hay que Meditar, y se le ocurre
decir que para ello hay que parar la mente. ¿Si paramos la mente, con qué vamos
a meditar?, además todos sabemos de su honestidad, vamos, que, si tiene algo en
lo que pensar lo hace y no hay manera de pararla, porque ante todo es su
responsabilidad de ser lo que es: “Una máquina de pensar”.
O eso de
encontrar lo que eres, vamos, yo a la tercera vez que me pasé unos años
corriendo para alcanzarme, empecé a aburrirme, “Siempre que me alcanzaba,
me encontraba con el que había sido”, así
que me quedé un poco decepcionado, pues me habían tomado el pelo, lo único que
descubrí es, que para encontrarme, cuanto menos me busco y menos corro, más
cerca estoy de quién soy.
Y esto no
es nada, no lo digo de broma, por lo que te dicen de: “Todo es Nada”. Primero te dicen que seas tú mismo, que medites, que
expliques, que te esfuerces, que tienes que existir en el “Aquí y Ahora”, para
luego decirte que eres Nada y si preguntas te pueden decir que eres Buda, así
que aquí estoy vendiéndoos todo esto, porque no se qué hacer con ello. Ahora no
sé, si soy Nada o Buda, ni si contestar a preguntas inútiles respuestas
innecesarias o comerme el libro de cocina o el de conceptos, pues sé que no me
servirán, nada más que para si un día me siento perdido en la cocina o en la
vida, poder echar una ojeada a las recetas, sabiendo que lo que hay alrededor,
me puede hacer difícil cocinar esa receta como lo explican en el libro.
Tuve la
suerte de que mi Maestro, no entendía mi inglés y yo no sabía japonés, algo de
lo que me alegro, porque no puedo imaginar las cosas que tendría que vender si
hubiese aprendido sus recetas, con productos que no son españoles, menudo lío.
Shakyamuni,
pasó las mayores calamidades y nada, hizo sacrificios inhumanos, comió hierbas
del campo y solamente cada, muchos días pasando el resto sin comer. Resultando
que cuando acepta la comida de la doncella, se convierte en Buda, que ya lo era
y que como sabemos no tienen que comer, y además se llena de júbilo y va a
decírselo a sus amigos que siguen castigándose ayunando. A partir de ahí, se
dedicó a pedir cosas imposibles, que es el origen del Zen. Todo lo que puede
hacerse, nunca nos llevará al Zen.
Nadie puede conseguir, llegar a: “Aquí
y Ahora”, por mucho que corra.
Nadie puede explicar o saber el
significado de un Koan.
Nadie puede parar la Mente, pues no es
nuestra posesión.
Nadie puede convertirse en Buda.
Nadie puede practicar, encontrar o
transformarse en Zen.
Tal como somos, somos Zen, el Vacío
que contiene todo eso, somos el recipiente donde Existe Todo, somos el Todo que
existe en el Vació, somos lo que no tiene explicación, el Koan que no puede
explicar o percibir la existencia del Koan.
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