A lo largo de mi juventud, recuerdo
cuando al llegar la práctica del Yoga y de la meditación a los círculos en los
que me movía, todo era hablar del “Autoconocimiento”, ¡Conócete a ti mismo, encuentra tu verdad!. No digo que esto sea algo de esa época o que no venga de
la antigüedad, simplemente, que es cuando fui consciente de que estaba rodeado
de métodos para el autoconocimiento, para poder dilucidad la gran pregunta de: ¿quién soy?.
Los años
han pasado y sigo sin saberlo, he practicado la Meditación durante años, pero
no he conseguido responder la pregunta de: ¿Quién soy?. Me he observado,
preguntado a gentes de diferentes culturas, educaciones, capas sociales,
filosofías, personalidades, etc., etc., pero a pesar de compilar, analizar y
comparar todos los datos, lo único que he encontrado es: “Lo que no soy”. Debo también reconocer, que no he encontrado la
respuesta, que no he podido con los métodos, el esfuerzo y el tiempo dedicado,
conseguir saber quién soy.
Cuando te
sientas a meditar, es el aire, el viento, quien percibe tu movimiento. Es el
cuerpo sentado en Meditación el que percibe el movimiento de la mente, de las
emociones. Son la mente y las emociones, las que perciben el movimiento del
cuerpo sentado. Es la persona que va en el tren, la que percibe el movimiento
de los árboles, de los caminos, de todo lo que hay fuera del tren.
Es lo que
creemos ser, lo que puede percibir todo aquello que hay alrededor, aquello que
no somos. Es la razón por la cual, en la Meditación todo aquello que el
observador encuentra, le dice lo que no es, nunca lo que es. Cuando extenuado y
vencido en la lucha, durante un instante, percibe de golpe todo lo que no es,
es consciente: “De que es nada que puede observar todo”, por lo que lo único que le queda por ser es Nada. Ese
es el instante en el que se es Consciencia de ser la Nada, el Vacío, donde todo
existe. Eres el tren, el exterior, las vías, los pasajeros y mercancías, en ese
instante, siendo todo lo que no eres, pierdes la conciencia del movimiento, al
no haber nada que sirva de referencia, el tener conciencia se transforma en ser
consciencia de no percepción, la Consciencia de la Nada.
Continuamente
deseando vivir, luchando por saber quien soy, esforzándome por encontrar la
Verdad, solamente para conseguir llegar a ser nada, a no poder vivir, a no
descubrir la Verdad. Sentado en silencio, en perfecta quietud, todo vive a mi
alrededor, todo se mueve dentro y fuera, mientras en la Nada, en el Silencio en
el perfecto sin vivir de la Vida, el canto de los pájaros, la luz del Universo,
su movimiento, han dejado de moverse, de sonar, de vivir, para ser Canto de
Silencio, Movimiento inmóvil, Vida que no vive.
Sigo
esforzándome por saber, ¿quién soy?, en mi búsqueda encuentro todo aquello que
no soy, es mi retornar al origen, ese lugar al que solamente entregando todo lo
que eres se puede retornar, porque es un existir en el que todo nace ahora,
todo muere ahora. Donde solamente se puede comenzar aquí, en el que por más que
corras o por poco que te muevas, eternamente llegas aquí. Es el único lugar
donde todo se origina, aquí, donde todo se está originando eternamente ahora.
En el Zen,
siempre se ha dibujado y considerado las figuras redondas: “La circunferencia,
el círculo, la esfera”, en ellas, todos los puntos son origen y final de su
eterno giro, incluso en quietud.
Solamente esa unión de las polaridades, solamente esa quietud,
permite ver todo lo que existe en una hoja que cae, el origen del río: en las
aguas de lluvia en las montañas, en los manantiales de las entrañas de la
tierra, en los asteroides que nos visitan, en los mares. Ver el río fluyendo
hacia su origen de las montañas y hacia su origen en el mar, siendo todos ellos
justo en cada uno de sus aquí, en cada tramo, en cada punto quieto de sus infinitas
aguas.
Nosotros
nos integramos en la pareja, que nunca puede existir cuando tenemos a otra
persona con la que formamos la pareja. Somos políticos, que defendemos la
derecha o la izquierda, olvidándonos que político es el que sirve al pueblo,
sin mirar a ningún otro lado, cuando alguien quiere excluir una parte, deja de
servir al pueblo al ver solamente una parte, que es él.
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