Hay en Valencia problemas en los
acuerdos, se discute acerca de quién decidirá si los borregos serán churros o
merinos, para ello es imprescindible conseguir la consejería de enseñanza,
origen del conflicto.
Vemos
guerras y refugiados en todo el mundo, peleas, odios, falta de aceptación,
adoctrinamiento, todo creado por los políticos que defienden nuestro bienestar,
nuestra libertad, nuestra humanización. En aras de mostrar que realmente son
políticos, han dedicado su vida a nuestro servicio, lástima que al mirar a
nuestro alrededor, veamos continuamente que es una especie extinguida, que
solamente luchan por su partido, por los intereses de su formación y sus
gentes, todo ello sacrificado a lo único que entienden, no por encima de la
libertad o bienestar de los ciudadanos, sino incluso por encima de sus vidas.
Lo único
que no estoy de acuerdo, es en que ellos son los responsables, porque los que
disparan, matan, abusan de los otros ciudadanos, los que les roban sus
pertenencias y su dignidad, somos los del pueblo, los que somos borregos al
servicio de los políticos, del poder. Podemos culpar a la ignorancia, pero los
ejércitos están llenos de asesinos universitarios o al menos educados. La culpa
es de la educación adoctrinadora, pero somos nosotros los responsables de lo
que aprendemos. Creemos en el odio, la supremacía, en ocultarnos en las sombras
del poder, en seguir a los que basan su fuerza en la inhumanidad, crueldad y
falta de dignidad, nos quejamos de dónde nos llevan, pero no queremos la
responsabilidad de decidir.
Los demás,
no pueden resolver nuestras guerras nacidas del odio, no pueden darnos de comer
si no es para aprender a pescar, a crear nuestro bienestar y la base para
ayudar a otros, no pueden darnos una casa fuera de nuestro país, porque nunca
será un hogar.
Si
queremos un mundo en paz, una sociedad justa, unos políticos y poderes al
servicio de la humanización del pueblo, es algo que nadie puede darnos, es algo
que debemos crear cada uno de nosotros con su responsabilidad, en su dignidad,
en la convivencia de todos.
No es
necesario que los políticos se dediquen a crear su rebaño, porque no somos
borregos, somos personas que tratan de crear la humanidad. La Tierra no tiene
fronteras, ni naciones, ni pueblos, ni nada que separe nada. Son los mares los
que unen las playas, las montañas unen los valles, es la gente que se esfuerza
por ser borregos, los que crean la separación. Porque la humanidad es hija de
la Tierra, una Tierra sin separaciones, donde la mayor riqueza es la
exclusividad de cada individualidad, la diferenciación infinita de los
componentes de toda individualidad.
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