¿Qué lleva al hombre a huir de sus
sueños?, ¿Cómo hemos llegado a la negación de lo que hemos soñado?.
Durante
miles de años hemos buscado, soñado, luchado por llevar nuestra existencia a lo
que nuestras almas, nuestra consciencia, nuestro espíritu, ha percibido de
alguna manera como realidad del Universo. Luchando por poder llegar al nuevo
día, hemos vivido las dificultades, pero no hemos podido evitar el ir
percibiendo en nuestras mentes en formación, que gracias a las estrellas, al
sol, podía crecer el alimento que nos mantenía vivos, calentaba nuestros cuerpos
en el frío de las mañanas, ayudaba a crecer los árboles que nos protegían de
los elementos, podíamos trepar para huir de los animales, madera para nuestras
armas, frutos para comer, alimentaban a los animales que cazábamos; la luna
iluminaba nuestras noches, la lluvia que llevaba el agua del mar a las cumbres
permitiéndonos beberla en los manantiales, arroyos y ríos, comer los peces que
nadaban en ellas.
Un día
llamamos a esta existencia vida y a su esencia Vida, de alguna manera nuestra
percepción era de un todo, no podíamos separar o destruir nada de cuanto nos
rodeaba sin cambiar nuestra propia vida. A la convivencia de todas estas vidas,
lo llamamos Humanidad, porque no significaba que éramos los únicos humanos,
sino que la convivencia en unidad de todo cuanto existía en nuestro entorno,
era una sola Vida y su coexistencia y convivencia unida solamente era posible
como Humanidad. A todo ello en una sola individualidad, en un solo Yo
indiscriminado, de: especie, forma o condición; una individualidad que
solamente pudiese existir en una no-existencia de Vacío, le llamamos Dios. Lo
que haría posible este ser Uno de todas las individualidades, incluso
impidiendo percibir o ser conscientes de separación de la más pequeña
individualidad, le dimos el nombre de Amor.
¿Qué mejor meta hay
en una vida, que realizar materializar los sueños?, aparte que serlos. Los nuestros son:
Crear un Dios, en el
que todos estemos incluidos.
Para ello tenemos
que conseguir ser una sola Vida.
Ser una sola Vida,
que solamente es posible conviviendo como Humanidad.
El camino que nos
lleva es el que nos ha traído, el Único camino, el Tao, el camino del Amor.
Lo
importante para poder recorrer el camino, es la dedicación y esfuerzo puesto en
ello, la claridad de donde queremos que nos lleve, pues el camino nos lleva
solamente a donde nosotros hemos ido, nadie puede caminarlo por nosotros, es un
camino, que necesita ser construido por todos para que la meta sea la
Humanidad.
Ante las
dificultades, hemos: adulterado, olvidado, engañado, cambiado, traicionado,
nuestros sueños: culpamos a Dios, las religiones, la política, los demás, la
sociedad, los poderes, de nuestra miseria: humana, moral, espiritual y social,
en la que hemos convertido nuestros sueños. Pero los sueños, no tienen tiempo
para ser realizados, los nuestros, son sueños que viven en la Eternidad, no hay
por qué huir, no hay motivo de desesperación, solamente reconocimiento de
nuestro deambular sin rumbo, de nuestros errores, de nuestros verdaderos
sueños.
Los poderes, los políticos, las
religiones, los dioses, todos pertenecen al pueblo, porque es del pueblo de
donde emana el poder de construir, no un pueblo sino el Pueblo de la Humanidad,
el Pueblo de la Vida, el Pueblo de Dios.
Pero no son las leyes, las
imposiciones, el tener que dirigirnos u obligarnos, no son los derechos, los
que construirán y harán realidad nuestros sueños, sino la responsabilidad
individual que nace del Amor. Es la huida, negación o empobrecimiento de la individualidad,
lo que hace imposible los sueños, no el tiempo. Hacer realidad los sueños, es
simplemente: Despertar.
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