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Yui Shin

domingo, 8 de octubre de 2017

SHOJI: 生死 Vida-MUERTE


Buddha dijo una vez: “Si dicen que perecí, no son discípulos que pertenecen a mi clan. Si dicen que no perecí, tampoco son discípulos de mi clan. Si dicen que entrambos “que perecí y no perecí”, ustedes todos no son discípulos de mi clan”.
 
         Todos ellos serían discípulos de Buda, porque o le están viendo o lo han dejado de ver. Mientras la Muerte nunca ha visto nacer a Buda, la Vida nunca le ha visto morir y qué puede haber entre ambas, siendo ellas tan celosas que no admiten nada más que a ellas mismas.
          Nuestro deambular por la Tierra, por la Vida, nos ha dejado una cosa segura o ¿No lo será tanto?, y es que hemos visto morir a nuestros padres, nuestros amigos, nuestras tribus, a civilizaciones, cada amanecer, cada atardecer, cada ahora que hemos querido retener, todo arrancado por esa muerte que nos aterroriza y vemos que implacablemente viene a llevarse nuestras vidas.
          Hemos: relatado, escrito y filmado, acerca de la desaparición de la muerte y hemos creado religiones que nos ofrecen vidas eternas, algo que nunca ha podido mitigar nuestra preocupación, nuestro miedo, nuestro terror a ese encuentro inevitable. Recuerdo, que en la película cuando la muerte deja de hacer su función en la Vida: los enfermos, lo viejo, lo inútil, al no ser abrazado por la muerte, impide que nazcan los niños y otras vidas que esperamos para alegrar las nuestras. Pero la inacción, el abandono de su responsabilidad en la Vida de la muerte, no permitiría mucho más, porque al no haber muerte: “Cómo podría nacer el amanecer sin la muerte de la noche, cómo llegaríamos al ahora sin la desaparición del pasado, que futuro tendríamos si nuestro presente, nuestro ahora no puede morir”.
          No solamente Buda, muchos Maestros antes y después que Él, han dedicado sus vidas a encontrar la naturaleza de la muerte, su por qué, el cómo es posible que exista el Buda de la Muerte, siendo Vida.
         
“No hay nacimiento y muerte en la Iluminación, nacimiento y muerte son Iluminación”. (Kassan Zen'e).
               “Cuando no hay Iluminación en el nacimiento y la muerte, no hay ignorancia acerca de ellos”. (Jozan Shin'ei).

          De una manera u otra, todos nuestros esfuerzos por vivir se han realizado movidos por el miedo, el terror a la muerte. Es precisamente nuestra forma de ver la muerte, de percibirla, de juzgarla, de relacionarnos con ella, lo que nunca nos ha permitido vivir. Nuestra búsqueda de una vida eterna, de un no morir, nos ha llevado a entregar nuestras vidas a un futuro desconocido, incierto de unas religiones creadas por nosotros, reguladas y escritas por nosotros, intentando encontrar algo que nos premiase nada menos que con evitar la muerte. Pero para ello el precio es el de nuestras vidas.
          Hemos creado dioses que son los dueños de nuestras vidas, hemos entregado nuestra alma al diablo intentando que la muerte nos olvidase y permitiese vivir, la otra opción es la de vender nuestra alma a dios, para que nos proteja de la muerte.
          Los grandes Maestros de la antigüedad nunca fueron al cine. Nosotros sí, hemos visto cómo el incremento de fotogramas por segundo ha hecho, que lo que vemos nos dé una sensación de continuidad, pero la realidad es que un fotograma muere antes de que nazca el otro, que su exposición es seguida de un espacio vacío, hasta el nacimiento de otro nuevo. Podríamos elevar su velocidad, hasta que la diferencia entre un fotograma y otro fuese simplemente la de un electrón, de un fotón, de un solo punto de la pantalla, lo que haría imperceptible el cambio.
          Esto, no evitaría la alternancia, el biorritmo entre la Vida y la Muerte, origen de la búsqueda de Buda, de los Maestros, porque toda nuestra infelicidad, nuestro sufrimiento en última instancia, nace de nuestro miedo, nuestra no aceptación, nuestra ignorancia de la realidad de la Muerte, de la realidad de la Vida.
          Todos sabemos, conocemos, hemos estudiado de una manera u otra la dualidad, el Yin y el Yang, su inseparabilidad siendo las dos mitades de un Todo, pero la realidad es que ambas son el mismo Todo, no en sus mitades, sino en su Absolutez.
          Nuestra percepción, siempre es desde lo finito, desde la separación, cuando Buda encuentra la Verdad, la Iluminación no es una verdad con su opuesto, no es una Iluminación de algo, que siempre crearía sombras, penumbras, niveles de iluminación y contrastes incluso en un Todo. Es que toda la película es, un solo fotograma, con la sala de proyección, la cámara, los espectadores, Todo incluido. En ella, están los espacios, el cambio de un fotograma a otro, porque no muere algo para que nazca algo nuevo, todo está eternamente muerto para mostrar una Vida Eterna, sin cambio. Todo está naciendo y muriendo en la Eternidad, lo que nace es en la Eternidad, lo que muere es en la Eternidad, porque la Vida y la Muerte no existen separadas, son solamente una, en la que siendo VIDA no existe la Muerte, porque la muerte es necesaria para que podamos vivir, para que podamos percibir la Vida, para que sepamos lo que perdemos, cuando no aceptamos como nosotros, lo que es nuestra propia Vida.
          Porque para ver amanecer tiene que morir la noche, porque para vivir un nuevo día nos dormimos y despertamos a él, porque si no abandonamos el pasado no podremos ser nuestro ahora, porque siendo nuestros padres ellos mueren para que podamos nacer, ocupar su sitio. Pero es lo que sucede cuando queremos vivir, percibir nuestras vidas, sentir nuestros amores, amar, porque es el verbo, la acción lo que crea los opuestos, la dualidad, el Yin y el Yang.
          Solamente cuando la Iluminación es Vacío, cuando la Oscuridad es Luz, se trasciende la Vida y la Muerte, para Ser Solamente Vida.
“De esta manera, Oh Sariputra, en el Vacío no hay …. Envejecimiento ni muerte, o su extinción. No hay sufrimiento, ni su creación o su destrucción, ….. (Sutra del Corazón).
          Como decía Dogen Zenji: “La vida y la muerte son asunto de suprema importancia. El tiempo pasa rápidamente y la oportunidad se pierde. Cada uno de nosotros debe esforzarse por despertar a la Verdad. Despierta! Ve por ello! No desperdicies tu vida!.


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