Todos tenemos claro lo que es la enfermedad, a pesar
de las dificultades que entraña el saberlo. Pocas veces nos preguntamos lo que
es, tenemos la seguridad cuando estamos enfermos, que la enfermedad nos ha
conquistado, de que es algo que habría que evitar y erradicar de un mundo, de
una vida, en la que la meta es la Felicidad
Desde antiguo, nos decimos y lo hemos transmitido en refranes, que la
repetición constante de algo puede convertirlo en realidad. Nos hablan también,
tradiciones y filosofías de esa antigüedad, que hay seres, entidades que viven
de nuestras energías, que vampirizan y se nutren de ellas.
Tenemos métodos de curación, por imposición de energía, por la transmisión a
distancia, por medio de oraciones, mantras, pensamientos positivos, que pueden
transformar nuestra deteriorada salud en bienestar, por medio de la energía
curativa. Porque pensamos que existe la energía negativa, que nos enferma y la
positiva que nos cura. Pero, ese positivo o negativo es nuestra discriminación,
que no solamente cambia según qué persona o circunstancia, sino según el
momento y como son usadas también.
Si
quisiésemos comer solamente carne, tendríamos que criar muchos animales. Pero,
al criar tantos animales para alimentarnos, lo que nos obligaría es a dedicar
más espacio que ahora a verde pasto, a que crecieran las plantas, porque cada
kilo de carne necesita mucho verde.
Las entidades que se nutren de la energía de nuestras emociones, de nuestros
pensamientos, no diferencian entre positivo o negativo, solamente entiende de
comestible y alimento. Por ello, las entidades que permiten que las
enfermedades se manifiesten en nosotros, no solamente se nutren del sufrimiento
cuando enfermamos o del dolor que nos produce. Probablemente, la cantidad
mayor, la mejor cosecha que obtienen para alimentarse, es de la energía que
tenemos al rechazarla, al negarla, deseo de erradicarla y el de querer
curarnos, sanarnos, de disfrutar de buena salud. También les sirven de alimento
las energías positivas, que promocionamos, pero esas entidades solamente
entienden de si les sirve de alimento o no.
Lo
fácil y más complicado de hacer, es no crear el estado de salud que no es
deseado. En nuestra capacidad de desarrollar y crear lo que somos, podemos
manifestar un ser sano o uno enfermo, lo que no podemos cambiar es ser lo que
somos en cada momento.
Es
por ello, por lo que el verdadero problema no es la enfermedad, porque si
existiese la enfermedad, no podríamos hacer nada para evitarla. La Vida tendría
un gran conflicto, mucho mayor que cualquiera que nosotros pudiésemos
imaginar: “Tendría que elegir entre nosotros y la
enfermedad”, algunos filósofos lo han explicado diciendo que no
hay “enfermedad” como individualidad o entidad separada, que lo que
realmente existe es: “La persona enferma, formando una
individualidad solamente”.
Pero lo que somos, no es algo que alguien cree de una manera determinada,
porque entonces, al estar creada de una manera, siendo responsable su creador,
esa individualidad no tendría libertad para cambiarse.
Es
en nuestra libertad, en nuestro libre albedrío, donde reside la energía de
autocreación de lo que somos. El que seamos personas enfermas, no es la muestra
de un pecado o de una equivocación, es simplemente, que no somos capaces de
manejar o utilizar correctamente lo que somos.
Cuando vemos un espejismo, si creemos que es realidad, podríamos morir de sed,
bebiendo el agua de un maravilloso oasis. Porque si viviésemos nuestra
realidad, sabríamos que es un espejismo, pero el yo que contemplamos es el que
nosotros percibimos. Es como el pastor, que viendo el espejismo duerme
tranquilo pensando que el rebaño está bien alimentado y cubierta su sed.
Nosotros, al ver el espejismo de la enfermedad, creemos que es algo externo que
podemos destruir, alimentándola con nuestro rechazo, lucha por erradicarla y
deseos de cambiarla por otra forma de salud.
No podemos
cambiar lo que manifestamos, porque es lo que somos, pero en la aceptación de
lo que Somos radica, el poder manifestar lo que deseamos.
“No cambies el espejo cuando quieras cambiar la imagen, cambia lo
que el espejo refleja, cambiando tu percepción, lo que percibes que eres y si
no puedes, cambia al que se mira en el espejo”.
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