No pretendo molestaros

Al parecer, algunas personas se sienten ofendidas porque no las agrego a mi foro. No tengo, ni pertenezco a ninguno, simplemente escribo y lo publico en abierto, para que libremente pueda ser leído o comentado por las personas que lo deseen. Suelo comentar las páginas que me lo permiten y les parezca bien, de las personas que me añaden a su foro. Suele ser lo que siento al ver lo que han publicado, intentando dar una visión diferente, desde la que ha sido escrito. Lo que os agradezco.

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Yui Shin

viernes, 15 de diciembre de 2017

NUESTRAS HERIDAS

          Publicaba Norma una de esas frases simples, entendidas, amadas, repetidas por todos y a las que no le es ofrecido el intento de encontrar nada más en su fondo, en su espíritu que nos dice los errores por los que sufrimos. Viene con una imagen del principito, de donde no me extrañaría que se extrajese, es la de:
“Es una locura odiar a todas las rosas porque una te pinchó.
Renunciar a todos tus sueños solo porque uno de ellos no se cumplió”.
          La leemos y seguimos sufriendo en nuestras vidas, olvidados que la rosa nos pinchó al olerla, al querer cortarla o al querer cuidarla para que fuese nuestro cuidado el que le diese la vida, en lugar de su ser rosa, sin deseos de permanencia, sin deseos de partir, sin saber que era una rosa o que algo fuera la estaba mirando.
          Que nunca nos habría pinchado si sabiendo lo que era, lo hubiésemos aceptado.
          No es la Vida la que nos hace sufrir, sino la comparación de lo que deseamos o lo que pensamos que es, con lo que hay, con lo que está sucediendo.
          Hemos querido que la rosa fuese de una manera, podando, atándola, moviéndola y nos pinchamos.
          La hemos estado regando, percibido su perfume y al acercarnos para ver el resultado de nuestro cuidado, percibir más intensamente su perfume conseguido con nuestros cuidados, cuando nos hemos pinchado.
          Nunca ha pinchado una rosa en el rosal, cuando se respeta su lugar, su espacio, su libertad, es cuando lo invadimos, cuando, no la rosa sino nosotros los que nos pinchamos, al golpearle las espinas que crecen en un tallo que la rosa no sabe que es suyo.
          Todos soñamos y nos esforzamos, en mantener nuestros sueños a lo largo de nuestras vidas, que de alguna manera siempre sobra el nuestro o el nuestra.
          Pero por otro lado nos esforzamos en que se hagan realidad, que es el origen del sufrimiento, pues es el hacerlo realidad lo que mata y destruye el sueño.
          Todo sueño que no hacemos realidad, puede proporcionarnos felicidad de soñar con él, por toda la eternidad.
          Hacerlo realidad, impide que pueda ser un sueño, por lo que es necesario crear otro nuevo, que vivirá mientras no se haga realidad.
          Es el mirar equivocadamente, lo que nos lleva a que al no verlo convertido en realidad, nos defraude el sueño, que sigue intacto, tal como lo hemos soñado a lo largo de nuestra vida proporcionándonos felicidad.
          O que al verlo realizado, nos sintamos vacíos y defraudados, bien por el resultado o al ver que hemos dejado de soñar.
          El sueño, nunca puede ser igual que la realidad. La realidad es diferente al sueño, unas veces mejor y otras peor, pero no igual, pero no depende del resultado, sino de cómo lo vivimos e incorporamos en nuestras vidas, en si nos aferramos a ello y dejamos de vivir nuestra vida, o si nos aferramos y pretendemos que la realidad viva la vida que hemos soñado.
          Soñar que besamos a alguien amado y que somos correspondidos, nos permite soñar con un resultado que nunca se equivoca o es diferente, porque es un sueño, que puede hacernos felices o sufrir, al igual que la realidad, dependiendo de cómo soñamos.
          Pero cuando se hace realidad y nos besamos, estamos en la realidad y es lo que creamos con el beso, lo que será el resultado del sueño en nuevos ahora, por toda la eternidad. El resto de nuestra vida dependerá, de lo que hagamos con el sueño que se ha hecho realidad: “Un beso”.
          Todo sueño muere ante la realidad, seguir soñando debería hacerse innecesario, pues nuestra vida será lo que hagamos con ese sueño.
          Ser soñadores, dejar de soñar, ser creadores de realidad de los sueños, ser capaces de ordenar los sueños en la carpeta de los sueños, la realidad en la de la realidad o simplemente no tratar de poseer realidad o sueño, aceptando lo que son: “Lo que hay en el ahora”, viviendo ambas realidades cada una en su lugar y respetando lo que son.
          El resultado de lo que aprendemos y aceptamos de ellos, es lo que somos, cuando somos sueño y realidad, en el ahora.

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