No hay
libro o frase, que no nos hable de: “Amor, Justicia, honor,
respeto, dignidad”. No importa al tiempo que
nos remontemos, el tipo de sociedad o civilización que observemos. Los libros
más antiguos y leídos hablan del Amor, de la convivencia, la Dignidad y el
respeto.
A veces
desde sus aspectos negativos, en los que nos hablan de haber conseguido lo que
se ambicionaba, destruyendo o esclavizando a los demás. Imposición de unas
costumbres, leyes o dioses, o de resignación a servir a un poder impuesto.
Otras nos
han explicado la Unidad del Universo, el ser todos expresión de una y Única
Vida, el amor al prójimo cuando existimos en la dualidad, el respeto a la
verdad ajena tan verdadera y legítima como la nuestra.
Pero a
base de leerlo, de escucharlo sin vivir cada palabra. El observar la Vida desde
la mente discriminativa, el vivir en el deseo más que en disfrutar de lo que
tenemos. El miedo a que los demás no nos respeten y: “Abusen, nos roben o
seamos usados para perdernos a nosotros mismos”.
El resultado
ha sido, que solamente nos hemos quedado con las palabras, con sus significados,
olvidados de las funciones que tienen que darse, para que vivan en nosotros. Son
simples palabras perdidas en la inmensidad del silencio, muertas, sin
significado, muertas al carecer de funciones, de manifestación de lo que son.
Miramos el
Amor desde lo que podemos pedir o el mínimo que debemos recibir para decir que
alguien nos ama. Pensando que el Amor es corresponder a quien decimos que nos
ama, devolviendo una parte de lo que recibimos. Confundiendo el Amor, con el
sentimiento de amar desde la discriminación.
Justicia,
es algo que murió antes del nacimiento del hombre, o que podría ser solamente
un mito de algo que nunca existió en nuestras vidas. Pues la Justicia emana del
Amor, cuando este provee de Dignidad a quien vive en la Justicia.
Honor, es
respetar las funciones correspondientes a nuestra humanidad, respetando a los
demás y ayudando a los débiles, hasta estar y vivir para servirlos.
El Respeto,
que nace de la Aceptación de lo que cada individualidad es. Sin importar lo
positivo o lo negativo, que solamente desde el Amor pueden ser transmutados en
amor y positividad.
La Dignidad
que nos da como función: “Existir en la Verdad y la Justicia, defendiéndolas con nuestra
propia vida”.
Pero hemos
desembocado en nuestro caminar, en quedarnos con el sonido de las palabras, olvidando
su espíritu, su significado, ese que no tienen en sí mismas, que ha sido dado
por nosotros al crearlas. Por lo que no son las palabras las que son
adulteradas en su entendimiento, sino la pérdida de nuestra alma, de nuestro
espíritu de humanidad.
Pronunciadas
esas palabras desde nuestro ser, desde nuestra alma, desde nuestro espíritu,
haría innecesario ser obligados por las leyes a tratar de crear una existencia,
en la que obligados por leyes pensemos que hemos llegado a ser humanos.
En guerras,
en ambiciones, en esclavitudes a otros o nuestros vicios, amando para conseguir
algo, aunque sea salir de la soledad o de no poder estar con nosotros mismos, con
una Justicia al servicio de la corrupción, de los fuertes, de los delincuentes,
rodeados de asesinatos, violaciones, terrorismo, hambre, pobreza. ¿Cómo pensar que
vivimos el espíritu de las palabras?.
Esas palabras,
significan lo que somos y siempre hemos sabido que tenemos que mostrar en
nuestras funciones, que en una existencia en el Libre Albedrío harían
innecesarias las leyes que nos obliguen, a ejercer nuestras funciones
correctamente.
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