Transcurrieron
varios años, antes de que supiese el por qué sonaba la campana: “Llamaba a “Dokusan”,
a la entrevista con el Maestro donde hacerle las preguntas vitales que no podía
contestar”.
Viendo que
no entendía nada de lo que le hablaba, que lo que me decía en japonés o en un
inglés peor que el mío, me creaba más preguntas que explicación a mis dudas, le
pidió a alguno de los monjes japoneses que me tradujesen cuando hablaba.
Lo que más
conocían en inglés eran los koans, supongo que por ello era en lo único que
coincidían cuando le pedía la traducción a más de uno. Por lo que cuando iba a
hablar con Él, le explicaba los koans desde mi entendimiento. Me miraba
sorprendido, se sonreía o reía abiertamente, decía: “¡De verdad, jooo, increíble,
estás seguro, …!”. Indudablemente por su
expresión y sus palabras, gracias a mis explicaciones, había resuelto todas sus
dudas.
Afortunadamente,
con el tiempo supe que no entendía nada de lo que le decía, por lo que pudo
conservar intactas todas sus dudas.
Un día que
vino a visitarnos Shakyamuni, que hablaba idiomas, me dijo que hablase con Él. Ese
día, había contado la historia de uno que escuchaba el sonido que produce una
mano al aplaudir, así que le expliqué a Shakyamuni lo que significaba, según le
había aclarado al Maestro.
Me lo
agradeció profundamente postrándose ante mí, y me confió las dudas que le produjeron
mis explicaciones:
Me dijo: “Sé que has nacido
en la tierra del flamenco, donde viven y se crían los grandes palmeros, donde
el cante y los “quejíos” de los desamores, suenan en la oscuridad de la noche
acompasados y acallados en el sonido de las palmas.
Por favor, aclárame, si el palmeo es
fruto de la monogamia o de la poligamia.
Si el palmeo del pato es por su pata, el
sonido de su palmeo al andar proviene por el palmeo de su pata o el batir de
sus alas aplaudiendo.
Por favor, aclárame, si su sonido
proviene por tener una sola pata o puede ser que suene, aun siendo polígamo
teniendo varias patas”.
Le miré
sonriendo, con cara sorprendida por sus dudas, diciendo con voz amigable y
suave: ¡Increible!.
“Él, señaló con su
dedo la pata del pato, incuestionable en su palmeo, con su “Clap, clap, clap,
al caminar”, origen de su duda: “El sonido es de una sola pata o solamente es
producido cuando tiene dos”.
La duda
que me ha dejado es si un pato soltero y célibe, desconocedor de pata alguna,
produce sonido al caminar.
Siendo una
persona viajada, me ha contado: “De gente que no tenía manos, de quienes tenían una, de las que
tienen dos, y de unos dioses y diosas que tienen cientos, pero me ha confesado
que nunca en sus innumerables viajes, ha encontrado palmeros como los del
flamenco, resonando sus aplausos en el silencio de la noche, llorando por el
Amor perdido, con manos que se mueven fantasmales en el resplandor de las
hogueras”.
Nos abrazamos, y corriendo, en un suspiro fui a ver a mi Maestro, tras
postrarme profundamente, le supliqué: “Si por casualidad viniese
Shakyamuni otra vez a visitarnos, no le permitas hablar conmigo”.
Desde entonces
perdí todo interés por escuchar el sonido de una mano al aplaudir, regresando a
los discos de flamenco, que puedo escuchar a cualquier hora del día.
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