Escribe
Hakuin Ekaku en su Zazen Wasan (Canto de Alabanza a Zazen):
Todos los seres son desde el
principio Budas.
Es como el agua y el hielo; Sin agua no puede haber hielo.
No hay Budas si no es en los seres vivientes.
Al no saber que está aquí cerca, lo buscamos lejos. ¡Qué lástima!
Al no saber que está aquí cerca, lo buscamos lejos. ¡Qué lástima!
Es como el que llora de sed estando en el agua; es como el
hijo de una casa noble extraviado entre los pobres.
La causa de nuestro deambular a través de los seis mundos
es que estamos perdidos en los oscuros caminos de la ignorancia; y nos
extraviamos cada vez más en la oscuridad.
¿Cuándo escaparemos de nacimiento y muerte?
Es un
poema, que señala que los monjes que se dedican exclusivamente a la Meditación,
buscando su Naturaleza de Buda trabajan y luchan en vano.
Que
incluso aquél que trasciende la dualidad y regresa a casa, solamente es un
viajero que ha llegado al cielo, al Nirvana, moviéndose en lo infinito, pero
todavía en el trabajo, incluso en el no hacer de moverse.
Aparentemente
es algo que hacemos en el mundo espiritual, en el desarrollo de nuestro ser,
pero desgraciadamente es nuestro “Modus vivendi”, nuestra
naturaleza de ser, nuestra idiosincrasia, la maldición que cargamos en nuestra
vida: “Destruir lo que tenemos, lo que somos, lo que necesitamos, para
crear, buscar y tratar de encontrar lo que deseamos, lo que soñamos, lo que
creemos no tener”.
Pasamos
vidas y vidas tratando de escuchar el sonido de una mano al aplaudir, tratamos
de crear una sociedad humana, personas que sueñan con una sociedad que funcione
movida por el amor, aunque solamente sea el sentimiento.
Pero tratamos
de destruir todo lo que hemos creado para poder vivir según la naturaleza que
decimos poseer: “La humana, la divina, la del Amor”.
Inexplicablemente hemos dejado de mostrarla, para crear una sociedad opuesta a lo que decimos soñar o querer.
Inexplicablemente hemos dejado de mostrarla, para crear una sociedad opuesta a lo que decimos soñar o querer.
Tratamos de
seguir las Enseñanzas de los Maestros, siguiendo al pie de la letra lo que han
dicho. Instauramos leyes que nos mantengan y obliguen a manifestar lo que
deseamos ser. Hemos creado todas las asociaciones, todos los estamentos y todas
las normas que nos digan lo que tenemos que hacer para parecer humanos.
Pero como
dice Hakuin: “Todos los seres son desde el
principio Budas. Es como el agua y el hielo; Sin agua no puede haber hielo. No
hay Budas si no es en los seres vivientes”.
Desde el
principio todos somos lo que somos, lo que hemos soñado, lo que nos han dicho
los Maestros, bastaría con serlo para no tener que esforzarse en crearlo.
Somos el
agua que se manifiesta en vapor o hielo, el vapor no deja de ser agua, al igual
que el hielo. Somos el Buda, la Dualidad, el Todo y la Individualidad. Somos
las dos manos aplaudiendo que solamente pueden manifestarse como una y en el sonido
del Silencio en su aplaudir.
Buscamos
la Dignidad de la Vida, cuando es suficiente con manifestarnos en Ella. Tratamos
de regularizar la vida que soñamos, regularla, limitarla, establecer cómo
debemos ser para conseguir ser lo que deseamos ser.
No es el
buscar lo que nos traerá la realización de nuestros deseos, de nuestros sueños.
Ya somos todo ello, si dejamos de controlar nuestro ser desde el ego, desde la
separación y desde destruir lo que somos, para tratar de crear el sueño.
No hay que
buscar la Eternidad, simplemente es necesario no tener que nacer, sino ser lo
que se es: “Naciendo y muriendo en el Ahora”.
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