No pretendo molestaros

Al parecer, algunas personas se sienten ofendidas porque no las agrego a mi foro. No tengo, ni pertenezco a ninguno, simplemente escribo y lo publico en abierto, para que libremente pueda ser leído o comentado por las personas que lo deseen. Suelo comentar las páginas que me lo permiten y les parezca bien, de las personas que me añaden a su foro. Suele ser lo que siento al ver lo que han publicado, intentando dar una visión diferente, desde la que ha sido escrito. Lo que os agradezco.

Si tenéis que pagar para entrar en la página, no es la original. Como digo a la derecha es Gratuita y sin publicidad.
Yui Shin

lunes, 20 de agosto de 2018

NI JUNTOS, NI REVUELTOS, UNO

          A veces, para analizar el funcionamiento de lo que somos, podemos utilizar nuestras actividades diarias y mirar en la profundidad de los hechos cotidianos.
          Analizar la relación de: “Espíritu, alma, consciencia, ego, mente, cuerpo, energías o incluso sus componentes, es algo que generalmente escapa a nuestra percepción, principalmente porque no podemos percibirlos en su realidad”.
          Todos ellos son conceptos definidos y dados nombre por nosotros, que hemos establecido su actividad y forma de manifestarse.
          Es desde estos condicionamientos desde donde tratamos de establecer su relación en lo que somos, como resultado de una supuesta unión de todos ellos en un yo, que es el que decide o crea filosofías que definen lo que sobra y lo que falta, en su conjunto y en sus individualidades propias.
          Podemos, rechazar el cuerpo físico porque es el que lastra al espíritu, o castigar al alma por ser la sede del pecado, que la convierte en pura y deseable o en enferma, maligna y rechazable hasta el punto de condenarla.
          Vemos el espíritu como la parte pura de lo que somos, considerándola nuestra única realidad. Que es lastrada por el deseo, la mente y la materia, que es dificultada su manifestación por el alma pecadora y que siendo lo más grande e importante que tenemos, es lo que es casi imposible alcanzar.
          Cuando nos movemos en un coche u otro medio que nos porte, no pensamos en que somos algo diferente a lo que nos porta. Si pasamos por un hueco, sin necesidad de pensar en el vehículo pasamos nuestra totalidad eligiendo la parte que reúne las condiciones necesarias.
          Si algo en nosotros percibe un objeto moviéndose, la mano puede recogerlo si no somos conscientes de querer cogerlo.
          Si los ojos ven algo, sabemos lo que es. Incluso si es algo nuevo o inimaginable, tenemos el mismo conocimiento de saber, en este caso lo que sabemos que es: “Que no sabemos lo que es”. Por muchos parecidos que encontremos en nuestros pensamientos, recuerdos o conocimientos, seguiremos sin saber lo que es.
          Cada momento de nuestras vidas, utilizamos conocimientos, la mente, el cuerpo, las emociones, sin ser conscientes de cómo las usamos, por estar todas siendo una unidad en lo que somos. Pero no es la unión de todas, sino la formación de una individualidad única lo que permite que no haya ninguna de las partes consciente de por qué ha actuado. Hay una percepción, que en ese momento debe ser inconsciente, al ser uno con la bicicleta, con el caballo o los patines.
          Incluso si llevamos otras personas, es cuando nos movemos como individualidad única cuando no hay consciencia de movimiento o algo moviéndose. No obstante que exista un movimiento, perceptible en el tiempo, por un yo externo o interno a esa individualidad, en la individualidad única, no puede haber consciencia de él.
          Nuestros cuerpos, nuestras partes, nuestras individualidades integrantes solamente son nuestras mientras conservamos Consciencia, al haber un algo consciente en el que se integran las partes.
          A pesar de que la Consciencia como Concepto, existe antes del ego, antes de la manifestación o percepción de la dualidad, tiene que haber una Percepción subjetiva, sin objeto o sujeto, que origine la Consciencia, al menos que la haga perceptible.
          Muchas veces, tratamos de encontrar cómo nos afectan cada una de las partes que consideramos integradas en lo que somos, es esa percepción de que son nuestras, lo que origina la confusión.
          Que alguien camine por un camino para llegar a un lugar, es la renuncia de la Felicidad, que reside en ser Camino, sin caminante, sin extremos, sin orillas, sin Camino.
          Caminar en busca de la Felicidad, es verla cerca, sin poder existir en Ella.



No hay comentarios:

Publicar un comentario