No pretendo molestaros

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Yui Shin

viernes, 7 de septiembre de 2018

HAMBRE DE COMER

          Misteriosamente todas las cosas inconexas y diferentes están unidas, no solamente porque forman una Unidad, sino porque la percepción de cuanto nos rodea, es realizada a nivel atómico, celular, cuántico.
          Cada palabra, sonido, silencio, color, luz, experiencia o percepción, es aprendida o explicada en su propia naturaleza. Pero nuestro aprendizaje está condicionado por nuestra percepción y sus capacidades y condiciones.
          Al escuchar una palabra, es simplemente una concatenación de vibraciones, sonidos que al percibirlos nos enseñan algo que está más allá de lo que nos han enseñado, de lo que hemos aprendido que pienso más cercano a la realidad. Teniendo cada palabra un significado según el idioma que se entiende, a nivel celular y atómico, el aprendizaje que se realiza de esa palabra trasciende el significado que hemos concertado para su sonido.
          A nivel personal, el aprendizaje que realizamos también es a nivel vibracional, lo que estas vibraciones comunican a las vibraciones de nuestras células, que es una de las partes que ayudan a construir nuestra personalidad.
          El alimento que necesitamos en la Vida no es solamente el que le damos al cuerpo, a la mente, a las emociones, que son los alimentos que conscientemente intentamos controlar para construir lo que queremos o pensamos ser.
          A veces el hambre de una de estas individualidades al no ser satisfecho se solapa o se manifiesta en otra de ellas. La necesidad física de combustible es mínima, por lo que el hambre que satisfacemos en el cuerpo en su mayor parte es hambre emocional y mental. Es el cerebro y el corazón, los que más energía consumen en su actividad, incansables y activos en el sueño y la vigilia.
          Pero el hambre pertenece a nuestra Vida, a lo que somos y se manifiesta en cada una de las individualidades que manifestamos.
          Nuestra manifestación vibracional, se alimenta de las frecuencias vibracionales de los átomos de la comida: física, mental y emocional. Pero también nuestra personalidad se alimenta de las vibraciones de los sonidos, de la luz, y de cualquier manifestación en la que se muestre o manifieste la Vida. No solamente de lo considerado positivo, sino de ambas polaridades.
          Es la contemplación de la belleza, que manifiestan las vibraciones sonoras y lumínicas de los átomos de aquello que contemplamos, una comida que crea lo que somos y su personalidad individual, que podemos cocinar diferente si al mirar o escuchar lo que nos rodea lo percibimos con desagrado.
          Incluso el nombre que asociamos con nosotros, la forma y el tono en que somos llamados, alimentan la personalidad que manifestamos y a su vez nuestra personalidad alimenta la forma y tono en los que nos llamarán. Nuestra personalidad real, no la adquirida, sino la verdadera, hace que exista un nombre, un sonido, una planta, un animal que se corresponda con nuestra personalidad, algo que nos han transmitido diferentes civilizaciones y enseñanzas y el no usarlo conscientemente para alimentarnos, nos lleva a sentir el hambre y la insatisfacción en otras individualidades o aspectos de nuestro ser.
          Dicen que el hambre compulsiva física y de alimentos sólidos, se relaciona con la insatisfacción mental de nuestras circunstancias y condición.
          La sed y necesidad o renuncia a los líquidos, con nuestro hambre o saciedad emocional.
          Pero lo que nos alimenta es la totalidad del Universo que nos rodea, situándonos en el centro como alimento Universal.
          Si alimentamos cada uno de nuestros átomos, cada una de nuestras células, cada una de nuestras individualidades correctamente, desaparecería el hambre en la Vida.
          El hambre no nace de la falta de alimento, sino cuando renunciamos a alimentarnos de ellos, cuando alguien en su ignorancia, ingiere el alimento renunciando a serlo, crea el desequilibrio en su ser. Algo que nos lleva a usar más alimento del necesario.
          Ese desequilibrio personal, al negarnos a ser el alimento del resto de Universo, es lo que crea el hambre en nosotros.
          La insatisfacción, la ambición y el deseo son partes del desequilibrio, no porque no los podamos tener, sino porque no podemos alimentarnos de lo que no tenemos, ni puede existir en nuestra personalidad, en lo que somos, ahora.



1 comentario:

  1. Hambre de comer,,, sí, hambre por desconocimiento al Amor, que es el Alimento y también lo es, quien se alimenta de él...
    Hambre de Amor... Que no sólo nos provee de comida para nuestro cuerpo físico, sino que además nos nutre desde otro esquema que va hacía el Ser...
    El Amor, es el Alimento....

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