Cada palabra,
sonido, silencio, color, luz, experiencia o percepción, es aprendida o
explicada en su propia naturaleza. Pero nuestro aprendizaje está condicionado
por nuestra percepción y sus capacidades y condiciones.
Al escuchar
una palabra, es simplemente una concatenación de vibraciones, sonidos que al
percibirlos nos enseñan algo que está más allá de lo que nos han enseñado, de
lo que hemos aprendido que pienso más cercano a la realidad. Teniendo cada
palabra un significado según el idioma que se entiende, a nivel celular y
atómico, el aprendizaje que se realiza de esa palabra trasciende el significado
que hemos concertado para su sonido.
A nivel
personal, el aprendizaje que realizamos también es a nivel vibracional, lo que
estas vibraciones comunican a las vibraciones de nuestras células, que es una
de las partes que ayudan a construir nuestra personalidad.
El alimento
que necesitamos en la Vida no es solamente el que le damos al cuerpo, a la
mente, a las emociones, que son los alimentos que conscientemente intentamos
controlar para construir lo que queremos o pensamos ser.
A veces el
hambre de una de estas individualidades al no ser satisfecho se solapa o se manifiesta
en otra de ellas. La necesidad física de combustible es mínima, por lo que el
hambre que satisfacemos en el cuerpo en su mayor parte es hambre emocional y
mental. Es el cerebro y el corazón, los que más energía consumen en su
actividad, incansables y activos en el sueño y la vigilia.
Pero el hambre
pertenece a nuestra Vida, a lo que somos y se manifiesta en cada una de las
individualidades que manifestamos.
Nuestra manifestación
vibracional, se alimenta de las frecuencias vibracionales de los átomos de la
comida: física, mental y emocional. Pero también nuestra personalidad se
alimenta de las vibraciones de los sonidos, de la luz, y de cualquier
manifestación en la que se muestre o manifieste la Vida. No solamente de lo
considerado positivo, sino de ambas polaridades.
Es la
contemplación de la belleza, que manifiestan las vibraciones sonoras y lumínicas
de los átomos de aquello que contemplamos, una comida que crea lo que somos y
su personalidad individual, que podemos cocinar diferente si al mirar o
escuchar lo que nos rodea lo percibimos con desagrado.
Incluso el
nombre que asociamos con nosotros, la forma y el tono en que somos llamados, alimentan
la personalidad que manifestamos y a su vez nuestra personalidad alimenta la
forma y tono en los que nos llamarán. Nuestra personalidad real, no la
adquirida, sino la verdadera, hace que exista un nombre, un sonido, una planta,
un animal que se corresponda con nuestra personalidad, algo que nos han
transmitido diferentes civilizaciones y enseñanzas y el no usarlo conscientemente
para alimentarnos, nos lleva a sentir el hambre y la insatisfacción en otras
individualidades o aspectos de nuestro ser.
Dicen que
el hambre compulsiva física y de alimentos sólidos, se relaciona con la
insatisfacción mental de nuestras circunstancias y condición.
Pero lo
que nos alimenta es la totalidad del Universo que nos rodea, situándonos en el
centro como alimento Universal.
Si alimentamos
cada uno de nuestros átomos, cada una de nuestras células, cada una de nuestras
individualidades correctamente, desaparecería el hambre en la Vida.
El hambre
no nace de la falta de alimento, sino cuando renunciamos a alimentarnos de
ellos, cuando alguien en su ignorancia, ingiere el alimento renunciando a serlo,
crea el desequilibrio en su ser. Algo que nos lleva a usar más alimento del necesario.
Ese desequilibrio
personal, al negarnos a ser el alimento del resto de Universo, es lo que crea
el hambre en nosotros.
La
insatisfacción, la ambición y el deseo son partes del desequilibrio, no porque
no los podamos tener, sino porque no podemos alimentarnos de lo que no tenemos,
ni puede existir en nuestra personalidad, en lo que somos, ahora.
Hambre de comer,,, sí, hambre por desconocimiento al Amor, que es el Alimento y también lo es, quien se alimenta de él...
ResponderEliminarHambre de Amor... Que no sólo nos provee de comida para nuestro cuerpo físico, sino que además nos nutre desde otro esquema que va hacía el Ser...
El Amor, es el Alimento....