No pretendo molestaros

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Yui Shin

domingo, 10 de febrero de 2019

BUSCANDO AL BÚFALO-1

En herbazales del mundo, separo las hierbas altas en busca del toro. 
Siguiendo ríos sin nombre, perdidos en los impenetrables valles de montañas distantes, mi fuerza falla y mi vitalidad se agota, sin poder encontrar el toro.
Solo escucho a las langostas cantar por el bosque en la noche.

La primera imagen muestra al pastor que busca desesperadamente en todas partes su buey perdido. Está insatisfecho con su vida, incapaz de encontrar la verdadera felicidad que busca. Sus esfuerzos para asegurar la riqueza, los amigos, la fama y el placer no le han brindado la satisfacción que está buscando. Como muchos de nosotros, él está buscando algo, aunque no está seguro de qué es exactamente, lo que hará que la vida tenga significado y le brinde una felicidad duradera.

           Hay una historia contada en diez fotos, que trata de explicar por medio de la búsqueda de un Búfalo que simboliza nuestra Naturaleza Verdadera, el Camino Zen con etapas para alcanzar nuestro Origen, la Naturaleza Original, común en Todo y que nunca es verdaderamente encontrada, porque es lo que Somos Eternamente.
          En la primera, hemos nacido a la dualidad, con los deseos de saber lo que somos, de ver cara a cara nuestra realidad. Pero estamos presos de nuestros deseos e inmersos en el disfrute y sufrimiento de la forma, de la dualidad que separa, Materia y Espíritu.
          Pero de alguna manera somos conocedores de que tras nuestros sufrimientos y alegrías, tiene que haber algo, que brinde una Felicidad que verdaderamente nos permita la Paz de no buscar lo que somos.
          Luchamos desesperadamente, por encontrar ese algo que permita conocer nuestra Verdadera Naturaleza. Que nunca hemos perdido, que no puede ser encontrada.
          Miramos en cuantos lugares pensamos podría estar, pero es inútil, por más lejos, por más alto o profundo que miremos, parece que el búfalo no existe en la realidad, que solamente es la ilusión de un Shakyamuni que nos engañó.
          Miramos, regresamos a nuestro bienestar y ambiciones, sentimos insatisfacción, regresamos a la búsqueda. Pero el búfalo no se hace visible, por más que nos sacrificamos, por más que le prometemos, permanece oculto y aparentemente inexistente.
          Nuestro deseo de domesticarlo, de incorporarlo a nuestras vidas, encontrar la Felicidad al domesticarlo y vivir permanentemente con Él, impide incluso que podamos ver su cara tras el velo de la hierba del campo, de la niebla de las praderas en la mañana.
          No sabemos qué hacer, la desesperación nos invade, pero aún no hemos comenzado a caminar, aferrados al ego, no podemos movernos de lo que creemos ser.
          Es lo que nos oculta ver nuestra Naturaleza Original, el buscar lo que somos, para incorporarlo a lo que creemos ser.
          Buscamos incansablemente la Verdad, pero deseamos encontrarla con tanta intensidad, que no la podemos reconocer en lo que vemos.
          Necesitamos dejar de buscar, algo que encontraremos al agotar todas las posibilidades de búsqueda.



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