Acostumbrados
a tratar con las Matemáticas, siempre tan exactas o la Ciencia que puede
explicarnos y demostrarnos que las cosas son como dice. Nos resulta a veces
enrevesado entender el Zen o las Palabras de los Maestros.
Aun
recuerdo cuando un profesor, nos puso una ecuación cuyo resultado era que 2=1, éramos
unos 200 en la clase y a todos nos daba el mismo resultado. En casa, cuando
cambié las letras por números, supe que algo había estado mal entendido.
También me
acuerdo, de las ciencias, que dicen que el color de las cosas, depende del rayo
de luz que no puede ser aceptado por el objeto. Por lo que cualquier cosa roja,
por ejemplo, al contrario de lo que decía Barrio Sésamo, lo único que no es, es:
“Roja”. Porque es el color que no ha aceptado, y ha quedado fuera de ella,
ocupando el resto del Universo.
Una de las
cosas curiosas del Zen, es que cualquier color tiene que ser blanco, no hay
otro. Hablamos del Yin y del Yang, el blanco y el negro, pero la realidad de
ese Mundo de las diez mil formas, solamente tiene el color blanco.
Cuando confluyen
todos los rayos de Luz, el color es el blanco.
Cuando un
objeto que se ve rojo, se integra en el Universo, aporta todos los demás
colores, haciendo blanco al Universo. Ni tan siquiera habría lugar para el
negro como opuesto.
Y es que
entendemos las cosas tan en la letra, que olvidamos que lo que algo es en
realidad, es el Todo. Andamos buscando desesperadamente a ese Maestro que
prepare nuestro oído y nos revele la Verdad.
Pero el
oído preparado y listo para escuchar la Verdad, lo hará con cualquier sonido o
silencio, escuchando la Voz del Maestro en cuanto le rodea y de lo que acepta
ser él mismo.
Tratamos de
entender el Zen, de saber para qué nos puede ayudar o beneficiar, las metas a
las que nos puede llevar. Le vemos con un color, que es el nuestro porque nos
hemos situado fuera.
El Zen
siendo de todos los colores y sus mezclas y tonos, es incoloro.
Nos lo
explican en Koans, en palabras que son simples, en hacernos meditar hasta que
el cuerpo no aguanta más. Porque es lo que nos llevará a comprenderlo.
La Ciencia,
las Matemáticas, las filosofías pueden explicar la Vida, cómo funciona, lo que
es, su manifestación y el aprovechamiento que podemos hacer de Ella, para
obtener los resultados que deseamos, para alcanzar el progreso y las cotas de
evolución que nos hemos marcado.
Pero el
Zen no puede explicar nada, quien entiende algo, es un ignorante que cree que
algo puede ser entendido o conocido en lo que es.
Quien no
lo entiende, es un ignorante que no sabe lo que ve.
El Zen se
dice que es para los buscadores, pero no hay nada que buscar en Él.
Por lo que
quienes escuchan esto, creen que no hay nada que buscar, y pierden su vida en
ello.
¿Qué color
puede percibir el blanco, si en él están todos los colores?, pensamos que el
negro, porque es el Yin del blanco. Pero en Zen, el negro es blanco, siendo
incoloro.
En Zen, no
hay zen que pueda verle o percibirle.
En Zen, no
hay fuera ni dentro, no hay colores, no hay nada más que Vacío, incoloro,
inexistente, en el que se manifiestan todos los colores, todas las formas, sin
que nazcan o puedan morir.
No hay
nada que buscar o encontrar en Zen, pero si no lo buscas, siempre quedará un
buscador fuera del Zen.
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