Observando
nuestra convivencia familiar, vecinal, nacional y entre países.
Nos vemos
rodeados de guerras, violaciones: de derechos, sexuales, libertades, debilidades
e incluso de nuestras vidas. Vemos, que abusamos y somos abusados, por nosotros
mismos y por los demás, sin importar la lejanía o la cercanía de la relación.
Ante ello
solamente nos queda el recurso del pataleo, que por siglos se ha mostrado poco
eficiente, dando resultados que podemos ver que son los mismos que hemos tenido
desde el principio de los tiempos: “El abuso del débil por el fuerte y el abuso
del fuerte por el débil”. Aparentemente, hemos existido en el abuso de los
demás, que a veces llamamos derechos.
Lo que me
pregunto, no es si tengo el derecho a ser respetado y sobre todo a respetarme,
sino cómo es posible perder el respeto.
Es la
misma pregunta que tengo ante cualquier derecho, ¿Por qué es necesario que
alguien me dé derechos, que son naturales en una convivencia humana,
simplemente desde el respeto por mí y los demás?
¿Qué
derechos necesita recibir una mujer que es respetada y se respeta como mujer?
¿Qué
derechos necesita una minoría, si se respeta, respeta a la mayoría y es
respetada por esta?
Es el
fracaso de la convivencia, el que nos obliga a crear las leyes y los derechos
que nos obligen a respetarnos. Pero los derechos de los débiles, desembocan en
su abuso al sentirse protegidos.
Aumentando
los derechos en una dirección, disminuye los de la contraria, ampliando sus
responsabilidades.
Tratar de
solucionar los conflictos que hemos creado hace siglos, que cambiando su
apariencia y vestimenta, hemos mantenido hasta nuestros días, uno a uno, grupo
a grupo, nos llevará a que nuestros descendientes los hereden íntegramente, al
igual que nosotros los hemos heredado de nuestra prehistoria.
La Dignidad
y el respeto, impide que los problemas de convivencia sean alimentados, que sea
sembrada su semilla, que puedan establecerse en nuestra convivencia.
Cuando no
son sembrados, cuando no son alimentados, el abuso y las violaciones de
todo tipo, desaparecen como si nunca hubiesen existido.
Desde el
respeto y la Dignidad, sin dejar de ser cada uno lo que es, lo que cambia es la
humanidad de la convivencia, no exenta de retos y problemas.
La diferencia
es que, desde la Dignidad cualquier problema es resuelto desde el amor, lo que
sirve para mejorar y engrandecer la convivencia.
La convivencia de
necesitar derechos y leyes que nos obliguen a respetar las diferencias, en
cambio, es el origen del deseo y la ambición que lleva a buscar recompensas por
nuestros actos, para que nos lleven a estar por encima incluso de nosotros
mismos.
Después de pensar diferentes posibilidades para dar un aporte a lo que he entendido del escrito,me queda lo que hasta ahora,siendo ahora mejor dicho he aprendido. Y es que el demás de cada individualidad, no tiene la capacidad de respetar,no respetar, de amar u odiar. Lo que nos hace felices o infelices cuando nos separamos en yo y tú, en yo y demás, no es lo que nos dicen o hacen,sino la interpretación que cada uno le de. Pero siendo el aquí y ahora sin etiquetas, personalidades, tan sólo la experiencia, tan sólo amor,tan sólo uno¿quien nos puede hacer bien o mal?
ResponderEliminarDicen que la armonía es aburrida,pero siendo armonía, siendo el ver y no el que ver,esa es la ley.
Gracias mulá
Hola Maestro, un placer Saludarle...
ResponderEliminarCuidese