Es algo
que viene de antiguo, desde los albores del hombre, se ha buscado una salud que
nos permita disfrutar de vivir. Al principio, tratando de encontrar un
equilibrio en nuestra relación con el entorno.
En India,
con ritos, limpiezas, alimentación, respiración correcta y fe. En China
tratando de equilibrar nuestras energías, no sólo en nuestro cuerpo, sino
emocionales y mentales, con aquellas que nos rodeaban e influenciaban.
Utilizar
correctamente el aíre que respirábamos, el alimento que reponía las energías
gastadas, cómo eran usadas esas energías, su distribución equilibrada y la
incorporación de nuestro ser en el entorno.
Pero un
día, llegamos a la conclusión, que nuestra salud debía ser la que nos
permitiese ser felices, con una felicidad que determinaríamos nosotros. Que éramos
merecedores y teníamos el derecho a disfrutar de buena salud,
independientemente de: Nuestras acciones, nuestra forma de alimentarnos,
nuestra forma de respirar, nuestro uso del cuerpo, emociones y mente, y que la
enfermedad debía ser erradicada, creando un equilibrio en la Vida de buena
salud, independientemente de nuestra discriminación.
Cuando gozamos
de buena salud, desatendemos a nuestras células: Respirando llenos de orgullo y
discriminación, orgullosos de esa buena salud. Desatendemos a nuestro cuerpo:
faltándole al respeto, obligándole a hacer lo que no desea o puede hacer o
vivir, destruyendo su equilibrio y bienestar. Desatendemos nuestras emociones:
viviendo desequilibradamente, forzando nuestras vivencias emocionales y dejando
de aprender de ellas al no vivirlas realmente. Desatendemos nuestra mente: no
educándola y enseñando a pensar correctamente, vivimos en un mundo de deseos y
pensamientos, que no tienen que ver con la realidad de lo que estamos viviendo.
Todo ello
es el rechazo de lo que somos, el deseo de ser otra cosa, puesto que con esa
actitud lo natural es que el equilibrio de nuestro ser, sea el de un ser
enfermo. El rechazar nuestro equilibrio, lo que somos, al rechazar lo que es la
manifestación del equilibrio de nuestra realidad: “La enfermedad”, nos lleva a
una de las mejores semillas de la infelicidad y el sufrimiento, según el
budismo: “La discriminación”.
En el mundo de los Espíritus Hambrientos, sólo
existe el sufrimiento. Pero ese sufrimiento nace al serles permitido contemplar
y percibir otros mundos. Pues donde sólo hay dolor, su ausencia nos llevaría a
pensar si hemos perdido esa parte del cuerpo o de nuestro ser, o si no habrá
muerto. Por lo que el sufrimiento sería la ausencia del dolor.
Lo que
somos, es nuestro equilibrio, no solamente de cuanto forma parte de lo que
percibimos que somos, sino incluyendo la relación con el resto del Universo. La
enfermedad, es lo que nos mantiene equilibrados en la relación, es lo que
muestra el resultado de todas las energías que somos, en equilibrio.
El conseguir,
cambiar, no es por simple discriminación, ni tan siquiera por realizar un
método de vivir. El cambio es continuo y permanente, con lo que al cambiar el
entorno, lo que nos rodea influye de forma diferente en nuestro equilibrio. Si cambiamos
de lugar de residencia, es posible que debamos cambiar nuestra dieta, nuestra
respiración, nuestra forma de vivir y actuar, para equilibrarnos y reflejar una
salud que nos permita ser felices.
Pero la
Felicidad, no depende nunca de ese estado de lo que somos, sino de la no
discriminación, de la aceptación de lo que somos, que es lo único que tenemos
para crear lo que seremos.
Los métodos
cambian, incluso para una misma persona, puesto que cambiamos continuamente
nosotros y el entorno, el equilibrio o la forma de mantener un equilibrio que
refleje una salud buena, es cambiando la alimentación, la respiración y cómo
vivimos y nos relacionamos con el entorno.
Aceptando lo
que somos, buscando lo Correcto en todo, podremos encontrar el equilibrio que
deseamos.
Rechazando
lo que somos, discriminando, o tratando erradicar una parte de nuestro ser, encontraremos
el equilibrio en la insatisfacción, la enfermedad y la infelicidad.
Durante el transcurso de la vida, mucho debemos seguir aprendiendo...en especial de nuestros errores y tener conciencia que todo lo que hacemos de equivocado va en directa consecuencia a nuestra vida...tarde o temprano sucederá.
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