Hay, libros enteros, de círculos dibujados por Maestros Zen. Al mío le he visto dibujar muchos, incluso aparecen en muchos de sus escritos, en los que a veces era una frase, unas frases y a veces una sola palabra, con el círculo dibujado.
Al igual que en cualquier otra expresión, tiene su aspecto Yin y su aspecto Yang. Incluso como Concepto, pues los conceptos tienen su aspecto de Absoluto, de Uno y el de la multiplicidad. El Espíritu del Zen está reflejado en este Maru, Círculo o circunferencia dibujada, más o menos redonda.
La circunferencia es una sucesión de puntos, ininterrumpidos, que equidistan de un punto llamado centro. El círculo es, la inclusión de cuanto es contenido en el interior de esta línea.
El “Maru” Zen, tiene como centro al Maestro que lo traza. No importa cuán pequeño o insignificante, sabio o ignorante es este Maestro, su ser como centro del Zen, es un círculo.
Desde este centro, hasta el infinito, pueden trazarse un número Infinito de círculos. Pero es algo, que sucede independientemente del tamaño del círculo: “Cualquier círculo, alberga en su interior un número infinito de círculos”.
A su vez, en cada círculo existen un número infinito de centros, que pueden originar nuevos círculos, que alberguen un número infinito de círculos.
Hay un número Infinito de Universos, un número Infinito de Existencias, un número Infinito de Orígenes y de Cambios. Todo es Infinito en el Uno. A su vez, sólo puede albergar dos mitades, que, existiendo sin nombre, podrán ser llamadas Yin y Yang.
Es por ello, que hay un momento en el que los círculos, formarán la esfera, formada por un número Infinito de círculos, todos originados en un mismo centro. Los multiversos, nacerán en infinitas esferas, que irán llenando la Esfera Infinita del Zen. Pero para que todo pueda ser manifestado, es necesario que existan un número infinito de centros, desde donde trazar los puntos que, al unirse por patrones, den solidez a la forma, a Mara, al mundo de lo Absoluto, donde todo es manifestado sin percepción de separación. Donde las dos mitades no son percibidas. Esto es Buda, el Uno, Infinito en su manifestación indiscriminada, donde se manifiestan los puntos que hay que unir, para que una forma sea manifestada como forma, pero sin ser algo fuera o separado del Todo.
Si miramos cuál es la Realidad del centro del círculo, veremos y entenderemos mejor lo que Shakyamuni expresa como Vacío. Por muy pequeño que sea trazado el centro de algo, será un círculo, que a su vez tendrá un centro. El Centro de un círculo o de algo, por tanto, tiene que ser: “Un Centro sin medidas, sin existencia Real en sí mismo, algo cuya definición tiene que ser, Nada o Vacío”.
Pero es cuando trazamos una línea, independientemente de sus medidas, y equidistantemente de un centro, repetimos esta línea en ángulos diferentes, encontraremos el Universo fractal, el de las innumerables formas repetidas hasta el Infinito. No es algo diferente al círculo, pero es este el que manifiesta el Zen, siendo la línea la que manifiesta a Mara desde el Zen.
Pero son los centros, ocupando el Espacio, llenándolo con su vacío, los que dan la pauta, la posibilidad de mostrar la Forma.
Todos de niños, hemos unido esos puntos numerados para dibujar la forma, al unirlos en un orden determinado. Podemos cambiar de lugar los puntos, podemos cambiar el orden de la numeración, eso dará nuevas formas, que llenarán la Infinitud de posibilidades, al ser Vacío el centro de cada circunferencia, de cada círculo, de cada esfera o forma.
Buda, el Absoluto, el Todo, el Innombrable, es solamente Vacío, el Centro del Universo, que guarda el Espíritu del Zen.
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