No pretendo molestaros

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Yui Shin

lunes, 27 de abril de 2020

BODAI SHIN

          Algo tan común en las escrituras budistas, algo sin lo que no podría existir el Zen: “La Mente de la Sabiduría, la Mente de la Iluminación”, la mente que tiene que encontrar la persona que quiere ser un Bodhisattva.
          En una creencia, en una sociedad, en una mente que busca erradicar todo lo que la perturba, que trata de excluir en su existencia aquello que la envenena, que la confunde, que la obliga al esfuerzo de encontrar lo correcto, es la búsqueda olvidada, la mente que hemos dejado de saber de su existencia. La hemos confinado al entendimiento de las palabras que se escribieron y que se traducen por: “Quien hace el voto de ser el último en cruzar a la otra orilla”, “No encontrar o buscar su salvación, su Nirvana o su Iluminación, hasta que el último ser, sintiente o no sintiente, la consiga”.
          Pero lo que buscamos, no es, ser el último ser que consiga entrar en el cielo. Que significaría, que todos los ignorantes, los enemigos del espíritu, aquellos que se han burlado y creado dificultades en nuestras vidas, entrarían antes que nosotros. Que todos los que han envenenado, los que han hecho toxica la vida en la que existimos, los que han impedido nuestra felicidad, nuestro bienestar, nuestra evolución, serán ayudados por nosotros, para que lo consigan antes de que nosotros nos permitamos dar el último paso, cruzando así a la otra orilla de la existencia.
          Porque lo correcto es crear un infierno donde todas esas gentes, sean encerradas por la eternidad, para que no perturben el Cielo en el que Dios, nos permitirá existir eternamente felices y rodeados de amor.
          Porque lo correcto, es que todas esas gentes sean desterradas al mundo de los espíritus hambrientos, sin posibilidad que en toda la eternidad, puedan alcanzar el Nirvana que nos permitirá existir en el corazón de Buda.
          Cuando le pedí a mi Maestro que me hiciese un escrito para colgar, me dio dos que tenía, uno dice Bodai, el otro Bodai Shin. Entre los escritos que se repartían antes de la charla mensual a las gentes del pueblo, celebrando el Kannon Sama, el que guardé y escanee hace muchos años, dice: Bodai Shin, hay algo más escrito, probablemente me ha sido traducido, pero no recuerdo lo que dice.
          Un día en Dokusan, hablé con Él sobre esta Mente del Bodhisattva. Le pregunté por su significado, por que me explicase qué había que hacer para conseguirla.
          La respuesta fue, preguntarme el porqué deseaba encontrarla y conseguirla, si era lo que había prometido al hacer mis votos en el Yukai y en la Ordenación como monje.
          Si mi compromiso, con ser el último ser en alcanzar la Iluminación, la realización de la Naturaleza de Buda, era firme y comprometido realmente.
          Le respondí que: “Era un deseo irrealizable, que nada podría cruzar a la otra orilla antes que yo, que nada realizaría la Naturaleza de Buda, antes que yo”.
          Pero eso no son tus votos, no es el Bodai Shin, que todo Bodhisattva promete alcanzar, respondió.
          Cantamos a los Budas del pasado, del presente y del futuro, pero sólo hay un Buda. Prometemos ayudar a los demás a alcanzar la otra orilla, antes de cruzar nosotros. Pero no hay un yo que pueda cruzar, que permita que unos demás que no existen, puedan cruzar a otra orilla, cuando la Naturaleza de Buda son las dos, dije sin saber de lo que hablaba. Cuando la única puerta que hay que cruzar para pasar la barrera del río, tampoco existe.
          Todo es Vacío, todo es Naturaleza de Buda, todo es Buda, pero cuando quieres realmente ser Vacío, tienes que permitir que tu propia manifestación admita hacerlo con cualquier forma, porque es lo que hace el Vacío: Manifestarse con lo que lo ocupa, pareciendo que se ha transformado, que ha dejado de serlo, pero es precisamente por serlo, por lo que puede regresar al mercado, libre incluso de ser o no ser Bodhisattva.



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