Cuando nos
surge la pregunta, tratamos de encontrar la respuesta, que satisfaga la
curiosidad de conocimiento de nuestra mente racional.
Pero apenas
surge la respuesta, la mente comienza a buscar otra pregunta, pues nuestra
atención y curiosidad se dirige a un nuevo objeto de conocimiento.
No encontramos
en nuestras búsquedas, algo que colme y satisfaga el deseo de encontrar.
Decimos
que es la condición humana, que es como somos, incluso los animales curiosean y
aprenden como hacemos nosotros.
Quizás el
problema es el no encontrar la respuesta, la explicación correcta.
Nuestra búsqueda
es a no encontrar la equivocación, por lo que cada logro, es realizado tras una
búsqueda o un encuentro, siendo estos interminables y que no logran nunca la
satisfacción de nuestra mente, ni nuestras emociones.
Nuestra interminable
curiosidad, impide que encontremos la respuesta correcta o lo correcto en lo
que buscamos.
Es correcto
estar, encontrar o buscar en lo equivocado. No está lo correcto en que sea la
verdad el objeto o el lugar elegido en nuestra búsqueda. Encontrar lo correcto,
es dejar de buscar, estar en lo correcto es no tener que ir o venir a otro
lugar o condición, encontrar lo correcto es haber regresado a casa, no tener
nada que buscar, nada que encontrar.
Joshu, unas
veces, decía que el perro sí tiene naturaleza de buda, confirmando lo que había
dicho Shakiamuni y muchos Maestros. Otras, decía que no, que el perro no tiene
naturaleza de buda.
Cuando te
dan un koan para resolver, das explicaciones en todas direcciones, lógicas,
ilógicas y absurdas, obteniendo la misma respuesta: Es incorrecto.
Pero la
explicación nunca está equivocada, las respuestas son todas correctas, en
cambio y a pesar de ello, las innumerables respuestas merecen ser consideradas
incorrectas.
Mirando el
koan desde fuera, es obvio que, si Joshu es el Maestro y dice que no, es que no
la tiene. Cuando dice que sí la tiene, en una manifestación de la
impermanencia, no puede estar equivocado, aunque la respuesta sea lo contrario.
Si el koan
es mirado desde dentro, obviamente cualquier respuesta sería acertada y
equivocada.
Sin importar
nuestra respuesta y desde dónde miramos el koan, nuestra respuesta merecerá que
el Maestro nos diga que es incorrecta.
Mirado el koan
desde dentro, le vemos con claridad en sus entrañas, pero no le vemos cómo es
por fuera. Mirado por fuera, le vemos correctamente, gracias a que lo hacemos
de día o con buena luz. Por lo que no podemos equivocarnos en ninguna de
nuestras explicaciones, pero: “La percepción y explicación son incorrectas,
dice el Maestro”.
Y es que
cuando miramos, buscamos o sentimos curiosidad, no podemos encontrar lo
correcto.
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