Durante años, regó y cuidó de su deseo
de encontrar el porqué del sufrimiento.
Tres años, en los que, en la búsqueda
activa, prefería dejar su cuerpo regresar a sus elementos, antes de fracasar en
encontrar la salida del sufrimiento y la ignorancia que lleva a él.
50 años de transmitir y ayudar a
trascender el sufrimiento, la ignorancia, sin descansar un solo momento,
tratando de llevar a la humanidad a la otra orilla, sin que tuviese que existir
un río.
Esforzándose y dedicando cuanto era, a
ayudar a que fuera encontrada la Iluminación, la Naturaleza de Buda, en el
convencimiento de que no había Iluminación o Buda, en un Universo, en el que no
había un algo que diese entidad al ego que podría alcanzar una meta.
Obviamente todo es sueño, todo es
irreal, sólo existe el Vacío, el Aquí y Ahora, pero no se encuentra la Realidad
por salir de la Irrealidad, por saber que todo es Irreal.
Entregarse, no discriminar, no creer
que hacemos, que hay una meta que alcanzar, no encontrar un yo dedicado a unos
inexistentes demás, quizás sea el Aquí y Ahora inexistentes, pero qué difícil
es encontrar la Realidad, si no se convierte uno en manifestación de esa
irrealidad que enseña Shakyamuni con su vivir, que escrita nos confunde y
tratamos de encontrar con la discriminación de nuestra mente.
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