Transmitir, en una palabra:
Pensamiento, sentimiento, emoción, realidad y el entendimiento de quien la
pronuncie, a aquél o aquellos que escuchan, no es tarea simple. Es quizás por
ello que, al transmitir sus experiencias profundas, sus percepciones de lo que
eran en sí mismos, a veces sea la obligación o responsabilidad de quien escucha,
la comprensión de cuanto encierra la palabra o palabras pronunciadas, pues en
ello se encierra lo que crearemos en nuestro Ser.
Vivir y existir, son palabras que siendo
diferentes, encierran grandes similitudes en nuestro entendimiento al
escucharlas.
Pero a veces, ese entendimiento determina
lo que creamos como Concepto de nuestro Ser, del significado de lo que es la
Vida, abriendo caminos que crearán una sociedad u otra muy diferente según ese
entendimiento.
En la Naturaleza hay animales que
cambian su sexo, según las circunstancias y condiciones, para seguir existiendo
como manifestación de la Vida.
Otros, asesinan a sus hermanos y se
los comen, otros destruyen los otros huevos al nacer, existiendo una lucha
constante por manifestar la Vida, pues no hay pensamiento consciente del porqué
lo hacen, sólo protegen la vida de sus progenitores, o lo que es mejor para su
especie y las condiciones de las especies que conforman la sociedad con ellas.
Podríamos decir que es un fluir, como
se dice cuando se busca la felicidad: Fluir como el agua. Pero esa agua lleva
alimento a las plantas, calma la sed de los animales, proporciona un hábitat a
los peces, anfibios y a quienes se alimentan de quienes viven en el agua.
Podríamos decir que es el
entendimiento que se tiene de: “Fluir”, cuando se vive.
El entendimiento que se tiene de la
misma palabra, cuando sólo existimos, es el del corcho: Dejarse llevar por la
corriente, sin ejercer responsabilidad al carecer de voluntad propia.
Nuestra competencia, es el
entendimiento de las palabras, no vivimos, porque no lo hacemos con cuanto nos
rodea. En el entendimiento, aceptación y como manifestación de una misma Vida.
Lo hacemos para existir, destruyendo
todo aquello que nos lo pueda impedir, protegiendo nuestra existencia,
destruyendo las demás.
Hay muchos libros y películas, que
muestran el mundo y su sociedad tras una guerra atómica o la destrucción de prácticamente
todo lo que permite que vivamos y podamos comer la cantidad de gente que
habitamos la Tierra, a veces por medio de un meteorito, una nave de otro
planeta, o un cataclismo de proporciones gigantescas.
En todas estas explicaciones o teorías
de lo que podría suceder o la sociedad que crearíamos en esas circunstancias, es
cuanto menos deshumanizada.
Todos luchando contra todos, en
solitario, en grupo, en manadas depredadoras, pero todos, tratando de destruir
a los demás para seguir existiendo, sin amor, sin empatía, sin nada que nos una
a los demás, salvo que nos ayude a seguir existiendo.
Vivir significa algo más que
simplemente estar y seguir estando, preocupándonos sólo nuestra supervivencia
individual. No es diferente si la individualidad es un grupo, una nación o una
especie, existir viviendo, es manifestar lo que habla y se manifiesta en lo que
Es: La Vida.
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