A veces el espejo es un río, un
charco, un agua que refleja la luz y nuestra imagen, que dependiendo de su
limpieza y de su calma, es más o menos nítida.
Otras veces nos miramos en el espejo
de la gente, de los demás, de la familia, nos comparamos, tratamos de que
tengan una opinión agradable que nos dé felicidad y complacencia, intentando
que en su opinión de nosotros nos sintamos más satisfechos con la imagen que
vemos.
Olvidando que no hay espejo en el que
podamos ser lo que somos, ni verlo.
El espejo sólo puede ofrecernos una
imagen más o menos nítida, más o menos distorsionada.
Pero lo que somos, no puede ser un
reflejo, ni lo que es visto o se puede ver, lo que somos depende sólo de
nuestra manifestación, siendo lo que manifestamos siendo lo que somos.
Es en su aceptación, cuando no importa
en qué ahora, seguiremos manifestando algo más cercano a nuestro Ser, cuando
siendo lo que somos, lo hacemos en Aceptación de aprender a ser Vida, manifestándola
en lo que somos, Siendo Vida.
HuiNeng lo llamó nuestra Cara
Original, que es lo único que manifestamos en cada ahora, en la Eternidad.
Incluso cuando lo hacemos, mirando en el Espejo.
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