Hay dos Pilares para mí, en los que hay
que subirse para contemplar lo que el Zen enseña, lo que es imprescindible
conocer para comprender el Zen más allá de lo que nos trae tranquilidad o un yo
complacido.
Uno se estableció en India, con su
concepto de Vacío, śūnyatā, śūnyá.
El otro el de los opuestos, el del Yin
y el Yang del taijitu chino.
Son conceptos difíciles de entender y
manejar en el pensamiento occidental, nuestra estructura, nuestra forma de
analizar y ver o comprender lo que las cosas son, a nivel de comprensión
mental.
Cuando leemos las Escrituras Zen, los
Sutras del budismo o el pensamiento o escritos de los Maestros Zen, tratamos de
analizarlos, de comprenderlos desde la Lógica, desde el análisis de las
palabras o de los conceptos filosóficos occidentales.
Algo parecido, a tratar de comprender
el mundo marino desde un tratado de botánica. No deja de ser la explicación de
una misma vida, de un mismo todo, pero es casi imposible llegar a una
comprensión mental de lo que es un pez.
Mirando alrededor desde lo que en
occidente llamamos equilibrio, nuestra sociedad es un DESEQUILIBRIO ABSOLUTO.
Cómo entender entonces, que en budismo
romper el equilibrio es imposible.
Que el cielo del Yang y la Tierra del
Yin, no pueden desequilibrarse.
Que la Impermanencia, permite ese
equilibrio, porque todo se manifiesta no siendo algo aislado, sino como el
Equilibrio del Todo, el Equilibrio y manifestación de Buda.
Luego ese equilibrio, permite que cada
individualidad se manifieste en el ahora, siendo lo que es.
En equilibrio como individualidad, y
en equilibrio como Cielo-Tierra.
Luego lo que permite que Todo sea lo
que Es, porque puede ocupar un lugar exclusivo para esa individualidad, que no
interfiere, añade o quita algo a esa individualidad, pero que es Imprescindible
para su existencia: Un Vacío que la acoge por toda la Eternidad y que se
manifiesta como aquello que lo ocupa, y al mismo tiempo le da su Naturaleza de
Vacío.
El Yin y el Yang, son también Muerte y
Vida, cuerpo luminoso y oscuro o sin luz, pero no en su oposición, sino como
indicación de su equilibrio y armonía.
La dificultad de explicar, es que hay
que hacerlo desde nuestro entendimiento, pero sin poder saber lo que entenderá
quien escucha, e imposible saber lo que ha oído quien oye lo que decimos.
Subidos en los Dos Pilares, con un pie
en cada uno, sólo falta recordar el koan del poste de 100 metros de altura: Hay
que dar un paso más, sabiendo que la altura de ambos pilares es Infinita.
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