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Yui Shin

viernes, 30 de diciembre de 2022

LA PUERTA DEL ZEN

           Dice Mumon Ekai en su recopilación de koans, que todo es una barrera sin puerta. Quizás porque en Zen no hay ni tan siquiera la barrera donde poder instalar una puerta. O podría ser que quién podría ponerla, si todo es Uno, como un campo desierto y lleno de flores y Vida.

          Shakyamuni sin embargo, dice que el sufrimiento en nuestro vivir, procede de la ignorancia. Que no tiene que ver con estudios o conocimiento, sino con la percepción equivocada de la Vida.

          Confucio dice también, que: Cuando el dedo del sabio señala a la Luna, el necio mira el dedo. Obviamente, la frase parece indicar que habría que ver la Luna, que sería la misma equivocación y muestra de ignorancia. Podríamos entonces llegar a la conclusión, que deberíamos mirar al sabio, lo que nos sumiría en la Ignorancia, imposibilitando ver la Luna Llena.

          Ver y no ver, no son opuestos, la muestra está en que por muy bien y muchas cosas que vean los ojos, les está prohibido por la Ley Universal, verse a sí mismos. Pero pueden verse en el Ver.

          El Maestro Zen Gutei, ante cualquier pregunta levantaba el dedo, imperturbable y sin decir una sola palabra. Fue toda la Verdad, que enseñó durante su vivir entre los discípulos.

          Todos ellos recordándonos que la puerta que llevamos que nos impide encontrar el Zen, es nuestra propia Ignorancia.

          El Maestro señala directamente hacia ella, con todo su Ser, no con su dedo o sus palabras. Porque la responsabilidad y necesidad de ver, está en nosotros. Porque nadie puede ver lo mismo, porque nadie puede entender lo mismo, porque al explicar la Luna, todos somos una Luna Única, que no le sirve a nadie más.

          El dedo del Maestro, son sus palabras, sus manos, su dormir, su vivir, su ignorancia, su conocimiento, todo Él señala constante y continuamente la Luna Llena.

          Cuando el discípulo, ve que el dedo es o está: demasiado o poco grande o pequeño, si las uñas están demasiado o poco pintadas, largas, coloridas, sucias o limpias, cuando piensa que lo tiene demasiado o poco torcido o recto y es lo que le confunde para ver lo que le señala el Maestro.

          El Maestro acepta, que la puerta que carga el discípulo, impedirá que vea la Luna Llena, que debería ver: En el dedo, en el Maestro, cuando están equivocados.

          El Maestro ha podido o no ver la Luna Llena, pero sí escuchó a su Maestro. Algo que hace imposible verla.

          Pero el discípulo que ve por sí mismo, el que sólo encuentra razones y excusas para no ver lo que señala el Maestro, no podrá nunca verla, por muchos días de Luna Llena que pase mirándola.

          En Zen la Luna Llena es la Mente Pura, que si la vemos cuando nos es señalada por el dedo del Maestro, nos será velada por nuestra Ignorancia.



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