Su respuesta: “No te preocupes. El río
cruza muchos paisajes. Las gotas de su agua solo ven uno a la vez”.
Al leerlo me pregunté si realmente el
río, ve los paisajes que riega y alimenta.
El río del que somos gotas es la Vida,
que no ve el paisaje, siendo sus gotas los diferentes Universos.
Donde el agua del río, está en las
piedras, en las estrellas, en nuestros cuerpos y de alguna manera en nuestras
emociones más puras. Puede que incluso la solidez de la mente, se asiente en
esa gota de agua que compartimos con nuestro Universo.
Nosotros soñamos con el río, tratando
de encontrarle, de ver lo que es. Pero, cómo encontrarle o verle. Siendo las
gotas de sus gotas.
Somos las gotas las que ven y creen
crear Universos, ver sus paisajes y crearlos, sin darnos cuenta de que todo
ello está en el río, mucho antes de que pensemos en crearlo.
Cómo preocuparme entonces, si tratando de vivir un día, encuentro que el paisaje que veo es el de la muerte. Cuando esa muerte sólo puede devolverme a río.
Es curioso, que sin las gotas el río
sería un río seco. Sin poder llenar océanos de Vida.
Que, sin las gotas, el río sólo podría,
ser Nada. Porque quién viviría si yo o el Universo, no fuese una simple gota
del río.
Pero siendo una verdadera gota del
río, el río se quedaría sin agua, se quedaría sin río. Porque cada gota tiene
que ser el Río, para que las gotas sean Universo.
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