Político
se llamaba a un servidor Público, Gobierno era el que administraba y protegía
al pueblo. Hoy en día una persona, políticamente correcta, es la que nos miente
y dice lo que queremos oír.
No
es un caso grave, simplemente la corrupción de los nombres, que nos lleva a
equivocar las funciones de lo que somos por el nombre que nos damos.
Hay
en la Biblia, un escrito de San Juan, en el que habla del Apocalipsis, algo
temible, que nos recuerda que estamos al borde de un abismo, cabalgando en los
caballos de nuestra autodestrucción.
Los
Cuatro Jinetes, cabalgando en briosos caballos que llevan sobre sus lomos: La
Guerra, el Hambre, la Peste y la Muerte.
Una
Guerra, que es cuando no respetamos a nuestras familias, a nuestros amigos, a
nuestro pueblo, a la Humanidad, al Universo. No es necesariamente, una batalla
donde nos asesinamos por la ambición propia o la de un pastor, al que seguimos
por haberle entregado nuestra alma y Dignidad.
El
Hambre, de poseer más de lo que necesitamos, de dominar, de ser más que los
demás, el deseo de ser lo que no somos.
La
Peste, de arruinar las vidas de aquellos que nos rodean, de los que no
conocemos y los de la Tierra que nos alimenta y ofrece Hogar.
La
Muerte, de no vivir, de simplemente estar obedientes e irresponsables de
nuestra función de Ser Humano, no enfrentado a los animales o las plantas, sino
una Humanidad donde Todo está incluido en ella. Porque la Muerte es
transformación en nuevas formas de Vida, pero el no vivir, es morir, simplemente
porque no estamos vivos.
A
veces, conocemos demasiado el significado, que nos han dado para entender las
palabras que oímos. Pero las palabras escuchadas desde la Vida, desde el
Universo que somos, no es el entendimiento que ofrecen al mirar desde una
ventana, que alguien nos abre o nos dice lo que se ve.
El
Universo y la Vida, no tienen ventanas, su visión es parabólica, interna y
externa, arriba y abajo.
El
Apocalipsis, simplemente es una visión de alguien en trance, o simplemente
desde un tipo de locura, pero que nos previene de que debemos cuidar el caballo
que montamos. Porque no son los jinetes, sino el caballo que cabalgamos el que
nos lleva a la meta donde estamos.
Hay
cuatro caballos que cabalgan hacia nuestra Meta: La Verdad, la Dignidad, la
Justicia y el Amor. Nosotros no somos sólo sus jinetes, sino el mundo y
sociedad donde nos llevan el caballo que montamos.
Ser
jefe, empresario, político, gobernante o pueblo, son simplemente la Luna, el
Sol, la Vía Láctea, que mantienen la Tierra, que la alimentan, que permiten que
tengamos un hogar, una sociedad un vivir, que sólo depende del caballo que
elegimos montar o cabalgar.
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