Hemos combatido y creado Conceptos,
que nos permitan saber con seguridad lo que somos y lo que es el Universo en el
que existimos.
Nuestras filosofías, religiones y
aprendizajes, nos han llevado a asentarnos en el conocimiento y tratar de dominar
cuanto nos rodea.
Obviamente el descubrimiento del Yin y
del Yang, nos ha llevado miles de años, su conocimiento tras miles de años, no
hemos conseguido desentrañarlo.
Todo ello, nos recuerda y explica los
errores que cometemos, al tratar de acondicionar el hogar a nuestro gusto y
amoldado a nuestros deseos.
Es algo simple, es una cuestión de
mitades, que el Yin y el Yang, siempre ha mantenido: Una mitad no puede ser
destruida, sin destruir la otra.
Nuestro refrán de: “Lo que no te mata,
te hace más fuerte”, ha sido desentendido y todo nuestro esfuerzo y nuestras
vidas, la hemos dedicado a destruir la mitad negativa o que nuestros Conceptos,
religiones y filosofías, han rechazado, porque creemos que no deben convivir en
nuestro hogar con nosotros.
Hemos luchado con: Animales, clima,
envidia, falta de empatía, el odio, nuestra mente, nuestras emociones
negativas, las condiciones adversas ofrecidas por la Tierra, y contra todo
aquello que hemos encasillado o atribuido al mal.
Hemos establecido los entendimientos
del mal, según nuestras conveniencias y momento social, de nuestras necesidades
y deseos y en general según nuestros intereses y la única solución encontrada,
ha sido destruirlo y erradicarlo de nuestro hogar la Tierra.
El resultado podemos verlo a nuestro
alrededor: Una Tierra enferma, guerras, abusos, violaciones, odios, carencia de
empatía, una necesidad insaciable de organizaciones que traten de paliar el
daño y problemas que creamos en nuestra ignorancia, gobiernos que usan al
pueblo para satisfacer sus ambiciones, irresponsabilidad en todos los niveles,
lo que nos lleva a la resignación y una sensación de incapacidad, que nos hace
mostrar nuestro aspecto negativo, o seguir a quien sirve al mal o la
negatividad.
Nuestro conocimiento, tratando de
servir al bien y erradicar o destruir al mal, ha servido para fortalecer al
mal, y llevarnos a la desesperación y a creer que es nuestra naturaleza como
humanos, algo que es adulterar el Concepto de que Humanidad es la convivencia
como Una Familia, todos hermanos, todos formando un Uno social, con el resto de
quienes comparten la Tierra con nosotros.
Inmersos en la búsqueda de
conocimiento, hemos olvidado la Consciencia, la Sabiduría, la Responsabilidad
de Crear y mantener el Hogar en el que existimos.
Algo que nace de la Dignidad y el
Amor, por todo, incluso el Odio y la Indignidad, que no pudiendo eliminarlas de
nuestro Hogar y Naturaleza, sólo la Alquimia, de no alimentarlas en nuestro
ser, de no usarlas en nuestras relaciones o con nosotros mismos, les permite
existir, sin que formen parte de nuestro vivir, nuestra existencia o de que
sean quienes controlan nuestro hogar.
La única solución real para un
problema es no crearlo o alimentarlo, dejándolo existir en sí mismo, pero no
manifestado en nosotros.
Porque es precisamente la existencia de los opuestos, del bien y del mal, lo que nos da la Naturaleza de Libertad, al
poder elegir entre ellos. No son ellos los que crean la sociedad, sino nuestra
Libertad al elegir.
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