Como todo, el significado no está en
las palabras, sino en entender lo que el dedo señala, verlo, y poder llegar a
ser la Meta, sin dedo, sin Maestro y sin Luna.
Todos los Caminos nos llevan al Aquí y
Ahora, que nunca han sido dos cosas o medidas, a pesar de ser entendidas como
diferentes, una como espacio y otra como tiempo.
Pero también es obvio, que cuando
generaciones y generaciones, hemos caminado tratando de llegar a una meta, al
final del camino que todo hemos seguido, y que seguimos no solamente sin atisbarla,
presentirla o tan siquiera saber lo que encontraremos. Cuando lo único que
vamos dejando en el camino que transitamos son enormes montañas de tiempo y
acciones inútiles y que hemos perdido.
Cuando todo lo que pensamos y
sentimos, es que nos estamos alejando de la meta soñada. A veces deberíamos
preguntarnos si el camino es correcto, en lugar de seguir machaconamente y con
los ojos cerrados, por el mismo camino. O al menos, si realmente lo equivocado
es el camino o nosotros.
Desde nuestros albores, hemos soñado y
buscado una Vida, una sociedad, una convivencia y un mundo que fuera justo, en
el que el camino seguido nos mantenía en el Aquí y Ahora de la Justicia.
Para ello hemos creado montañas y
llenado barrancos, con leyes, que nos llevaran al mundo soñado.
Leyes, que han permitido que la
ciudadanía no podía pagar un impuesto al amo o poder, sin importar que dicho
impuesto excediese lo que tenía o recolectaba, podía ser condenada a muerte o a
remar para su majestad.
Si alguien muerto de hambre, cazaba en
tierras del rey, que eran todas, podía ser sentenciado a muerte o a lo que
dijese el juez de turno.
Si tenían una pareja joven o agraciada,
podía a veces, pagar mediante el libre uso de sus hijos o pareja.
La mujer según algunas leyes, ha sido
un bien público, que cualquiera podía usar libremente, sin que nadie se
enterase, pues si tenía hijos fruto de las violaciones, tenía que adjudicárselo
a su marido.
Podríamos repasar los disparates, que
hemos convertido en leyes de obligado cumplimiento tratando de encontrar la
Justicia, en nuestro vivir.
Pero gracias a nuestra constancia,
seguimos redactando leyes, que nos obliguen a ser justos y respetar a los
demás, y conseguir algún día que no sea hoy, sino en un futuro, poder
respetarnos a nosotros mismos, no por conseguir o materializar nuestras
ambiciones y venganzas, sino por tener Dignidad.
Me pregunto a veces, si mi Maestro,
que como os he dicho repetidamente hablaba en japonés, que yo no entiendo, si
con lo de ese primer paso, no me querría decir, que si el primer paso lo damos
en la Verdad, y el mismo primer paso lo damos también en la Dignidad, nos
metería en el Camino Correcto para llegar a pisar con cada paso en la Justicia.
Parece imposible dar un primer paso en
dos Aquí diferentes, pero hay que pisar el Yin y el Yang, en cada paso, si
queremos caminar en el equilibrio.
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