Quizás, uno de los mayores problemas que tenemos para entender las filosofías y las religiones, estableciendo el conocimiento limitado de la ciencia a lo que somos y el Universo que nos rodea, sea la dificultad para usar las dos dualidades que en nuestra propia existencia podemos observar o entender por abstracción.
Existe
como Dualidad, la del Yin y el Yang, que todavía no entendemos o aplicamos su
indivisibilidad y que la existencia de uno depende del otro, al existir un algo que los compare.
Siendo
mitades inseparables de un Todo.
La
dualidad que solemos usar, es la del conocimiento, buscando la función o importancia
de esas mitades, para lo que las separamos y comparamos separadas para su
conocimiento.
Siendo
esta interpretación la más seguida y conocida, es el origen de la mayoría de
nuestras equivocaciones, para alcanzar la Humanidad y las metas que filosofía y
religiones señalan.
Mientras
no seamos capaces de interpretar las mitades como inseparables: Hombre-mujer,
bien-mal, unión-separación, Yin-Yang, eliminando al observador separado que las
interpreta, caminaremos en la prepotencia de conocer y el no reconocimiento de nuestra
ignorancia.
La
imposibilidad de saber lo que somos, no tiene que desanimarnos, pero sí tener
consciencia de una meta imposible.
Pues
cuando la meta está en el Aquí y Ahora, que es la única manifestación del SER,
ya estamos en la Meta.
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