No pretendo molestaros

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Yui Shin

martes, 28 de enero de 2014

BUDCRISTMO

          Como dice mi nombre, “sólo mente”, en su significado literal y el de los sutras, mi interés ha estado siempre en el mundo de los conceptos. Siempre me ha interesado el mundo de las ideas y los conceptos, no como un juego o una forma de no hacer nada, más bien ha sido la manera de tener claro, los ingredientes de mi vida que son necesarios para cocinar la Vida.
          El segundo significado de mi nombre es “idealista, romántico”, significa más o menos lo mismo, alguien que no hace nada o está fuera de la realidad.
          Si esto fuera solamente así, no tendría tanta importancia en el budismo, el “sangai yuishin”, que significa que el origen de todos los fenómenos en el mundo de la forma, está en la mente.
          El signo chino o kanji japonés para mente (shin), tiene también el significado de corazón, no el órgano, sino el más abierto que acoge los atributos que se le otorgan también coloquial o familiarmente, como sede de los sentimientos más profundos. Por ejemplo: nada tiene que ver el funcionamiento del órgano, para que una persona tenga buen o mal corazón.
          Las dificultades que los occidentales (y esto no excluye a la mayoría de los orientales) para entender el budismo, no radica en la falta de explicaciones o que sea complicado. Simplemente el budismo no fue creado para ser entendido, lo que Shakyamuni encontró, es una experiencia personal e intransferible, y él siempre fue consciente de ello. Su origen le había enseñado que Brahma era el Dios Absoluto, que Él era la Vida, el origen y final de la vida en su trinidad, el Eterno en Su Esencia.
          Lo que Shakyamuni experimentó, fue: no su unión, ni la experiencia, ni el conocimiento, nada que implique dualidad podría definir lo encontrado, su realización fue “la certeza de que él siempre había sido Él, el Eterno”.
          Esto le permitió saber que el sufrimiento, el dolor, nunca había podido existir de una manera independiente, al ser la mitad que le falta a la felicidad. De ahí, su afirmación en las cuatro nobles verdades, de que hay una salida del sufrimiento producido por la ignorancia, que es, vivir de una forma correcta, que nos llevaría a la Vida y a la realización de que somos todos y todo, el Todo del que nunca hemos estado separados, que sería el resultado de la Iluminación que erradica la ignorancia y por tanto el sufrimiento de la dualidad.
          El cristianismo viene del judaísmo y los dioses y cultura egipcios, lo que no significa que Jesús no tuviese una experiencia parecida a Shakyamuni.
          Lo que sí ha creado un problema, es: el concepto de un dios opuesto a su creación, el creer que Jesús vino para cumplir las predicciones de los profetas, el creer que Jehová un dios colérico y defensor y protector de sus adoradores, era diferente a los otros dioses.
          Lo que Jesús descubrió fue que no había: el padre y yo, que no existía un antes y un después entre Elías y Jesús, descubrió al Padre de todos y todo, al Padre sin hijos, al Padre-Madre, al Absoluto, al Eterno.
          Sus enseñanzas no deben nunca ser aprendidas, hay que vivirlas personalmente; las dos experiencias son intransferibles e imposibles de enseñar; son “el dedo que apunta a la luna”, viendo el dedo pierdes la luna, viendo la luna pierdes el dedo, solamente el ver te hace perder, pierdes al Que Ve.
          Las religiones marcan un camino, cuando lo andamos solamente hay un final, “Ser Camino”.



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