A lo largo de los años que estuve
con mi Maestro, hay dos palabras que escuché repetidamente, a veces como
contestación a una pregunta o un comentario, la mayoría en sus conversaciones o
en los teishos, estas palabras son:
“ima, koko, now, here”. La
traducción es: “aquí y ahora”. Son
palabras simples y sencillas, su significado es entendido por todos. Yo las
escuché durante años en diferentes contextos, las analicé, las he intentado
descomponer en partes más simples, las he seguido intentando entender y se que
lo seguiré intentando, con la esperanza de un día poder conseguirlo.
El problema que siempre he
encontrado con los conceptos simples, es la dificultad para entenderlos
profundamente y aún más, ponerlos en práctica.
Todos sabemos que la nieve es
blanca, es algo obvio. Nos perdemos en las montañas en invierno y, morimos por
no saber qué tipo de blanco tenía la nieve. Para los montañeros, la nieve tiene
blancos diferentes, según su estado.
Si un montañero se perdiese en
uno de los Polos, probablemente moriría también, al no saber diferenciar, suficientemente,
los muchos blancos de la nieve. Los esquimales saben que la nieve es blanca,
pero su vida depende de saber qué blanco es, por lo que pueden distinguir
muchos, con nombres diferentes. Lo que no cambia es, que la nieve sigue siendo
blanca. Pero el conocimiento profundo de esta blancura, es la diferencia entre
la vida y la muerte.
El concepto de “aquí” está
contrapuesto con allí o allá, atrás o adelante. El de “ahora” lo situamos entre
el pasado y el futuro.
El Budismo Mahayana se denomina
también el “Camino Medio”. A un Maestro
Zen le preguntaron: ¿Cuál es el Camino Medio?, a lo que respondió: “El Camino
Medio, es aquel que incluye los dos extremos”.
A lo largo de mi experiencia en
reflexología, he usado muchas veces el ejemplo de una “película de las
antiguas”, esto es, el rollo de film. La película se compone de un número
grande de fotogramas, cuanta mayor es su velocidad, más fotogramas tendrá por
cada minuto de película. El aquí y ahora para nosotros, podría ser cada
fotograma, el cual como todos sabemos no tiene movimiento. La película, por
muchas veces que la veamos, siempre es igual, por lo que tampoco cambia, para
ella el aquí y ahora, podría ser todo el carrete.
Todo nuestro pasado está aquí, es
nuestro presente. Todos los lugares donde ha transcurrido nuestra existencia,
son los aquí que han construido el aquí donde estamos. El niño cuando se le
pregunta: ¿Dónde estás?, su respuesta de: “Aquí”, no significa un lugar
determinado, no indica: en el salón, en casa de los abuelos, en París o Asia.
Es un Aquí y Ahora, que significa: estoy vivo, existo, soy, lo que soy en este
mismo momento: “Ahora, hoy, este año, esta vida”.
Cómo decía el Maestro Zen: “El
Camino Medio, es aquel que incluye los dos extremos”. Nuestra vida “Ahora”,
nunca puede excluir al pasado o al futuro. Nuestro ahora como el del niño,
puede ser: ahora en este momento o en esta vida, somos libres para decidirlo.
Nuestra vida depende de esta decisión, de la misma manera que cuando hay que
distinguir, entre los diferentes blancos de la nieve.
¿Somos, un ahora en este momento,
en el cual hemos aparecido, o somos un ahora en este momento, construido y que
incluye todos los ahora de la
existencia?
¿Existimos “Aquí” en este lugar,
llamado calle, planeta, universo o Vida, o bien vivimos en el lugar que ocupan
nuestros pies?
Podríamos seguir argumentando,
pero como decía el Maestro Zen, “Aquí y Ahora” no son excluyentes, ni pueden
ser incluyentes, el incluir y excluir están incluidos y excluidos del concepto,
en el verdadero: “Aquí y Ahora”.
Escribiendo lo anterior he
pensado en todos los líos: políticos, económicos, morales, sociales,
éticos, He pensado que para abreviar lo
mejor es decir: lo mal que estamos y vivimos y las soluciones, que tantos dicen
y ninguno hace.
Hay escrita una tontería desde
hace mucho tiempo, proveniente de la filosofía y de las diferentes religiones,
que considero que es un concepto simple, por tanto difícil de poner en práctica.
En mi opinión es más de sentido común que religioso o filosófico. La tontería
es: “Ama al prójimo como a ti mismo y a Dios sobre todas las cosas”. Lo que me
hace dudar no es sobre su eficacia, sino por qué lo dijeron de dos maneras
diferentes. He supuesto que para incluir la filosofía y la religión.
Todos somos prójimo de algo o alguien, todo lo demás es prójimo
nuestro, Dios es Todo. Si amas al prójimo y a ti, no harás nunca daño, ni
crearás problemas, y cómo tú eres el prójimo del tuyo, tampoco te lo harán a
ti.
Cada
uno de nosotros es “El Camino Medio que incluye (todo lo demás), los extremos”
Este artículo fue publicado anteriormente el 29-10-13
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