Son muchas las personas que se
preguntan, el por qué viven en una insatisfacción constante, o cómo es posible,
que nunca alcancen sus metas, con la consiguiente insatisfacción y pérdida de
autoestima.
Entre las
contestaciones y preguntas que he dado, a personas con problemas derivados de
esta situación, están: “cuando para una persona su única ilusión y meta, es
llegar al Norte, ¿cual debe ser su actitud y logros diarios?. Las respuestas
han sido dispares, ¿pero dónde llega, descansa y duerme realmente, esta persona,
a diario?
Obviamente,
esta persona llega y descansa en el Sur, su felicidad y satisfacción, dependerá
de la claridad con la que percibe esta situación. Cada vez que te mueves,
realizas, o simplemente quieres terminar o comenzar algo, la posibilidad de
hacerlo reside, en que estés en el lado opuesto o al menos que sea diferente de
lo que pretendes. Por ello es imprescindible que estés, que llegues cada día de
tu vida al Sur, para poder seguir
moviéndote hacia tu meta y algún día llegar al Norte, realmente.
Nuestra vida
está basada en metas y logros, este concepto nos lleva a vivir en la
insatisfacción, pues obviamente nuestra meta es un lugar donde queremos ir y en
el que no podemos estar.
Nuestra vida
transcurre en el presente, el cual es la meta de nuestro pasado y el punto de
partida, la salida hacia nuestro futuro. La actitud de quien llega a la meta es
la de levantar los brazos, la actitud de quien quiere salir es, la de ocupar
los tacos con toda su atención y capacidad de esfuerzo, visualizando la meta.
Quien pierde su vida levantando los brazos al llegar a la meta, sale mal y
tarde hacia su futuro.
Aparentemente
la quietud, la no acción, de la posición o actitud de salida, a lo largo de una
vida, indica una persona panteísta o que piensa que el destino es el que hace
todo.
La realidad
es que siempre que se está en la salida, es porque hemos llegado a la meta
antes. “El arquero zen, dispara la flecha en la seguridad de no errar el
blanco. Tiene la convicción y la fortaleza interior necesaria, para asegurar
que antes de disparar la flecha, ha dado en la diana”. Su actitud: tranquila,
relajada y llena de confianza, es simplemente la convicción y fortaleza, en su
entrega y dedicación a salir continuamente desde su meta, para poder llegar a
tiempo a donde está, su punto de salida.
Vivimos
insatisfechos con: lo que tenemos, donde estamos, las gentes que nos rodean y
sobre todo con lo que y como somos. Todo ello es lo que hemos conseguido a lo
largo de nuestra vida, son las metas donde estamos. Al compararlo con las
situaciones y lugares que deseamos, (nuestras metas futuras), es el origen de
nuestra insatisfacción, en la cual crece nuestra falta de autoestima.
El arquero
sabe que la diana es él mismo, la flecha que dispara, ha sido creada, por cómo
ha utilizado las metas que ha vivido, el arco y el espacio que recorre la
flecha es la vida. Su seguridad reside, en que siempre acepta lo que es,
siempre sabe que el deseo de su nueva meta, nace en lo que es, y cómo no confiar
en el único que puede llevarle a ese lugar, en ese ser maravilloso que desea
metas tan elevadas, que está en el lugar de salida para llevarle, al mundo, a
la vida de sus sueños: “Ese ser del que dudamos y nos hace sentirnos
insatisfechos. Es, lo que y quién somos, justo en este mismo instante,”.
Somos el que tiene
esos ideales, quien quiere y desea llegar a esa meta, por suerte, no competimos
con nadie, cada uno somos el único que puede llegar a nuestra meta.
Este artículo fue publicado anteriormente el 5-10-13
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